Fuente: Daiana Castelar – Clarin.com
La acacia (robina pseudo acacia para los botánicos), árbol oriundo de Bulgaria y el norte de Francia, se utiliza con frecuencia para almacenar vinos blancos y rosados.En Europa es parte inseparable de la elaboración de muchos blancos como los de la región de L’Hermitage, en Francia; mientras que en España fue adoptada por las bodegas Adegas d’Altamira, ubicada en la localidad de Pontevedra, para su clásica variedad Albariño, un vino ideal para acompañar los platos de la zona, como pescados y mariscos.
A esta tendencia se sumaron la Cooperativa Agrícola San Miguel de Abona y las bodegas Solergibert y Chambre. Y en Bulgaria -el paraíso de las rosas-, fueron adoptadas tanto por la Bodega Pomidova para estacionar sus vinos blancos como por los fabricantes de perfumes para los alcoholes finos posteriormente destinados a la elaboración de perfumes.
La utilización de esta madera para la crianza de vinos pisa cada vez más fuerte también en la Argentina. La bodega Nieto Senetiner, que fue la primera autorizada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura para incorporarla a sus procesos de elaboración, la adoptó para el reposo de su Malbec Rosé (variedad Malbec 100%), a partir de uvas bien maduras cosechadas en forma manual. Posteriormente se añadieron otras etiquetas y en la actualidad la usan también Bodegas del Fin del Mundo y Finca La Celia.
Roberto González, enólogo de Nieto Senetiner, explica que la preferencia se debe a que esa madera respeta la fruta del vino, manteniendo la predominancia sutil de aromas florales y frutas exóticas. Manejándose con sutil equilibrio, los enólogos procuran que la colocación del vino en botella se efectúe en forma temprana para preservar el color y los aromas. El resultado es la frescura que surge de su color de cerezas, que se acompaña con seductores aromas a berries rojos y negros, con una moderada acidez que agrega juventud y vivacidad al paladar.
Su ductilidad lo hace tan apto para acompañar ensaladas y quesos livianos como para beber como vino de postre. La temperatura ideal para degustarlo va entre los 8 y los 10 grados y se lo puede encontrar en vinotecas a un valor aproximado de $33 la botella.
Las barricas de acacia preservan las características de la fruta especialmente en blancos y rosados