Bodegas Familiares de Rioja, asociación fundada en 1991 para la defensa de los intereses de la pequeña y mediana bodega, celebra su treinta aniversario con la incorporación de diez nuevos asociados distribuidos por todo el ámbito geográfico de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja. La pandemia impidió celebrar la tradicional presentación de la última añada ante la sociedad riojana, pero, con la relajación de las restricciones sanitarias, la asociación tiene previsto comenzar en los próximos meses varias acciones promocionales en distintas ciudades españolas.
Bodegas Familiares, que alcanza una cifra histórica de asociados que supera las sesenta y cinco miembros, apuesta por el discurso de la diversidad de Rioja, por la mejora de la calidad de los vinos y por la diferenciación de producciones: “La gran riqueza de esta denominación de origen en los múltiples y diferentes terroir que podemos encontrar por toda la región vitícola”, explica Ana Jiménez, coordinadora de la asociación. “Tenemos mucha gente joven, incluso muy joven, con nuevas ideas basadas en el cultivo y la personalidad de sus propios viñedos, con lo que Bodegas Familiares es más fuerte que nunca”.
Los diez nuevos asociados se distribuyen por toda la geografía de la región vitícola. Viña del Lentisco (Villota) es una bodega de la familia Pérez Villota en torno a una extraordinaria histórica finca de viñedo en el meandro de Laserna sobre el río Ebro (Rioja Alavesa). Hermanos Pascual Miguel (Baños de Ebro) es un pequeño proyecto en manos ya de la cuarta generación de viticultores que elaboran sus vinos exclusivamente de sus propios viñedos, 40 hectáreas en el corazón de Rioja Alavesa.
Bodegas Alore es otra firma familiar de larga tradición en el cultivo de la vid, fruto de la unión de las familias Resano-Alonso y que elabora sus vinos con uvas procedentes de sus 40 hectáreas de Andosilla (Navarra). También de la zona navarra de Rioja, Arriezu Vineyards es un proyecto familiar fundado por José Félix Arriezu en San Adrián y que elabora sus vinos con las más de 70 hectáreas en propiedad que cultiva en la zona.
En la Sonsierra, los hermanos Carmelo y Pilar, Bodegas Fernández Eguíluz (Ábalos), cultivan 13 hectáreas de viejos viñedos en propiedad con los que elabora sus vinos Peña La Rosa, junto con colecciones de limitadísimas producciones seleccionadas artesanalmente racimo a racimo. Dominio del Cárabo, también en Ábalos, es un reciente proyecto (2016) del joven Gonzálo Rodríguez que trabaja viejos viñedos para elaborar vinos modernos, diferentes y frescos.
Palacios Vinos de Finca (Nalda) es el proyecto Javier Palacios, que revolucionó la elaboración de vinos blancos de Rioja, con una bodega específica (Nivarius) para su elaboración, y otra de tintos (Proelio), con especial atención a viejos majuelos de zonas históricas y más desconocidas, como el Alto Iregua o el Alto Najerilla.
En la zona más fría de Rioja, en los montes Obarenes, Ruiz Alfaya (Castilseco) es otro proyecto familiar de la joven pareja Ana y David, cuarta generación de viticultores, que elaboran sus vinos de las 17 hectáreas que cultivan en propiedad en varios municipios de la comarca.
Finca Vistahermosa es una extraordinaria finca de viñedos, la mayor reserva de viejas garnachas de Rioja, que Clara Herrero y David Inchaurraga cultivan a los pies de la Sierra de la Hez, en el término de los Molinos de Ocón y donde han construido una nueva bodega de elaboración. También en Rioja Baja, Señorío de Librares (El Villar de Arnedo) es un joven proyecto de la nueva generación de la familia Espinosa, con una trayectoria más que centenaria en el cultivo de la vid y el olivo en la zona.
Los diez nuevos asociados, muchos de ellos liderados por jóvenes y nuevas generaciones, aportan todavía más diversidad, conocimiento e ilusión a Bodegas Familiares de Rioja: «Somos la agrupación de bodegas con mayor asentamiento en el conjunto de la geografía de la región vitícola, con mayor presencia en los pueblos y claves para el mantenimiento del mundo y del medio rural», concluye Ana Jiménez.