La asociación cuestiona el interés de algunos grupos de bodegas de pretender llevar al etiquetado de vinos la ubicación municipal de la bodega sin trazabilidad alguna sobre la procedencia de las uvas
Bodegas Familiares de Rioja denuncia un intento de «fraude al consumidor» mediante una iniciativa que las bodegas de la asociación ABC, con el apoyo de las dominantes del Grupo Rioja, han llevado a las diferentes comisiones del Consejo Regulador para su votación en el pleno, con la que pretenden permitir reflejar en el etiquetado de los vinos la ubicación municipal de la bodega sin trazabilidad alguna sobre la procedencia de las uvas.
El pasado año 2017 la DOCa Rioja aprobó, después de más de una década de reclamación desde Bodegas Familiares de Rioja y con amplio consenso, la primera diferenciación de vinos que iba más allá del tiempo de estancia en barrica o en bodega y que ponía por fin el foco en el origen de las uvas: los vinos de viñedos singular, los vinos de municipio y la redefinición de los, ya existentes, vinos de subzona. Apenas cuatro años después, cuando tanto los vinos de viñedo singular como los de municipio, están en desarrollo, las asociaciones ABC y Grupo Rioja ultiman una iniciativa que, además de romper el consenso del 2017, podría suponer un fraude al consumidor y al casi centenar de bodegas que ya están trabajando con la indicación vino de pueblo o municipal.
En este sentido, para poder etiquetar un vino de pueblo -y así indicarlo en el frontal de la etiqueta- es necesario someterse a una trazabilidad, y a la burocracia correspondiente, pero de lo que tiene certeza el consumidor es que las uvas con que se ha hecho este vino proceden del municipio de referencia y que, por tanto, compra un producto, ni mejor ni peor, pero con la identidad que propone en su etiqueta. Lo que se pretende ahora es indicar en la etiqueta, sin ningún tipo de trazabilidad sobre las uvas o los vinos y al mismo tamaño que para la indicación de vino de pueblo, la leyenda ‘BODEGA EN… (HARO, por ejemplo)’, aunque las uvas del vino procedan de cualquier lugar de la DOCa. Desde Bodegas Familiares entendemos que casi ningún consumidor va a saber distinguir las diferentes entre la leyenda ‘VINO DE…» (con un origen de las uvas perfectamente trazado y acreditado) y «BODEGA EN…» (con la única trazabilidad de la ubicación del ladrillo) y que, precisamente, ése es el interés real de las asociaciones que promueven la nueva regulación.
Bodegas Familiares recuerda asimismo que los etiquetados actuales ya recogen el lugar de ubicación de la bodega de forma obligatoria en los registros embotelladores, con lo que no se trata de dar más información al consumidor, sino que lo que se pretende únicamente es elevar el tamaño de la indicación para confundirle. La asociación de pequeñas y medianas bodegas se pregunta asimismo que si la finalidad principal, y funcional, del Consejo Regulador es garantizar el origen de las uvas y de los vinos cómo puede aprobar una normativa de etiquetado cuyo fin principal es confundir al consumidor, precisamente, sobre el origen (en este caso municipal) de los vinos.
Bodegas Familiares pide públicamente a las organizaciones de viticultores del Consejo Regulador que no apoyen esta iniciativa cuyo efecto, más allá de favorecer a un grupo reducido de bodegas, será una nueva pérdida de imagen, de seriedad y de prestigio de la marca Rioja y, sobre todo, una deslocalización del valor de origen de sus uvas, ya que lo que se pretende valorar es la ubicación de la bodega (el ladrillo) y no la materia prima, que es la que realmente hace los vinos y la que determina la calidad de los vinos en las grandes regiones vitivinícolas del mundo: «Lo que ahora se pretende es ofrecer gato por liebre al consumidor: un flaco favor a la marca Rioja que si algo precisa en estos momentos es recuperar la credibilidad, con crianzas y reservas en los mercados a dos y cuatro euros que machacan a las pequeñas y medianas bodegas que intentan trabajar con honestidad la producción de sus propios viñedos».