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Bodegas Familiares no se presentará a las elecciones del Consejo Regulador y anima a la pequeña y mediana bodega a no participar

La asociación lamenta que la reforma estatutaria aprobada por las grandes compañías penalice todavía más la representación del modelo familiar de la pequeña y mediana bodega

Bodegas Familiares de Rioja no se presentará a las elecciones que el Consejo Regulador abrirá en 2025 y anima a la pequeña y mediana bodega a no participar no delegando su representación a ninguna organización: “Después de más de tres años para modificar unos estatutos injustos que penalizan el valor frente a las grandes producciones, la respuesta ha sido una modificación torpe y pactada a última hora que castiga todavía más a la tipología de bodega familiar”, explica Eduardo Hernáiz, presidente de Bodegas Familiares de Rioja.

En este sentido, las organizaciones representadas en el Consejo Regulador pactaron la semana pasada una reforma que sigue permitiendo que bodegas que venden millones de litros de vino barato salgan beneficiadas en el reparto de los votos por el hecho de contraetiquetarlas como crianzas, reservas o grandes reservas al margen de la facturación real, mientras que para aquellas que venden a mayor precio se les va a exigir que paguen una auditoría para justificar que los vinos que venden en el mercado cuestan más del doble que el precio medio de Rioja: “Esta fórmula penaliza todavía más a la pequeña y mediana bodega por cuanto se sigue primando a quienes venden crianzas y reservas a precios de derribo, mientras que, para quienes aportan realmente valor, se pretende exigir esas auditorías, que pueden tener un coste de entre 4.000 y 10.000 euros”.

La asociación recuerda que en el anterior proceso electoral de 2021 Bodegas Familiares acreditó la delegación de voto de 216 bodegas, más de la mitad del total de bodegas comercializadoras, y que desde el primer momento advirtió, entre otras cuestiones, de que o se cambiaban los estatutos para ajustar la representación a criterios económicos reales o no volvería a participar en un proceso electoral: “Después de dos años de inacción, en septiembre del año pasado decidimos abandonar la institución y fue entonces cuando el Consejo Regulador se apresuró a decir que iba a reformar los estatutos”. “Lo que se ha pactado ahora -recuerda Hernáiz- es una invitación a dejarnos fuera, a nosotros, o a cualquier asociación que represente los intereses de la pequeña y mediana bodega”.

En la práctica, la reforma estatutaria supone que bodegas grandes, que ya cuentan con auditor, podrán acreditar si superan los baremos de precios medios, mientras que las bodegas familiares jamás van a gastar ese dineral en una acreditación para mejorar su representación electoral: “Es como si para votar en unas elecciones políticas, los ciudadanos con menos recursos económicos tuvieran que pagar por ejercer su derecho a voto o si el voto de determinadas clases sociales valiera más que el del resto”, explica Juan Carlos Sancha, vicepresidente de la asociación.

La representación de las bodegas en el Consejo Regulador se mide por la cantidad de litros comercializados, con una ponderación al alza si son crianzas, reservas o grandes reservas independientemente de su precio real: “Es un sistema que pudo tener sentido en su día, pero no hoy cuando la gran mayoría de vinos con mayor valor de Rioja se etiquetan como genéricos, dándose la paradoja de que un vino de viñedo singular como el mío, que cuesta 45 euros, cuenta para el Consejo cuatro veces menos que un reserva que se vende en un lineal por millones a 3 euros”, recuerda Sancha. “Han querido salvar la cara -continúa-, presentando una reforma de estatutos cocinada a última hora para seguir manejando el chiringuito a su antojo”. “Lo que Bodegas Familiares pidió al Consejo Regulador es un nuevo sistema que mida

realmente la representación por facturaciones reales de las empresas sin que la obligación económica de demostrarlo recaiga en los inscritos, sino en la propia institución”.

Bodegas Familiares celebra al mismo tiempo el acuerdo alcanzado en la rama productora para modificar la reglas de representatividad, que impedirá la intromisión de las hectáreas de las bodegas en el proceso: «Sabemos que han estado negociando durante meses una fórmula más justa, pero, en el caso de la rama comercial, lo que se ha hecho es todo lo contrario, así que por nuestra parte no participaremos en unas elecciones que consideramos fraudulentas»: “Desde que anunciamos nuestra salida del Consejo Regulador no hemos parado de crecer, lo que, quizás, debería hacer reflexionar a quienes lo gobiernan. Por nuestra parte no tenemos la más mínima intención de participar en un órgano que no quiere reconocer ni la realidad de Rioja ni la importancia real de la pequeña y mediana bodega”.