Bodegas Franco Españolas, con motivo de su próximo 125 Aniversario.
ESTARÁ DIRIGIDO POR EL CATEDRÁTICO JOSÉ LUIS GÓMEZ URDÁÑEZ y recogerá la historia de la bodega como testigo de los hitos más importantes de Logroño y de la historia del vino.
LOGROÑO 10 de septiembre DE 2014. José Arnáez Vadillo, rector de la Universidad de La Rioja, y Carlos Eguizábal Alonso, presidente de Bodegas Franco Españolas, han suscrito un acuerdo a través de la Oficina para la Transferencia de los Resultados de la Investigación (OTRI) para el desarrollo de un proyecto de investigación con motivo de su 125 Aniversario. La idea es recoger en ese proyecto, no sólo la historia de la bodega si no todos aquellos documentos y testigos que, durante más de un siglo han sumado para conseguir “El vino y la ciudad, éxitos. 125 años de Franco-Españolas”.
El 125 aniversario de Bodegas Franco Españolas es el eje del proyecto, que se plasmará en un libro sobre su historia. José Luis Gómez Urdáñez, catedrático de Historia Moderna por la Universidad de La Rioja, dirigirá el proyecto, que será financiado por Bodegas Franco Españolas con 5.000 €. El equipo de investigadores estará formado, además, por los doctores Sara Bustos, Emma Juaneda y César Luena. Una vez más, se comprueba la buena relación de la bodega con la Universidad que ya en su día fue pionera en crear una “Cátedra de Cultura del vino” para promover actividades formativas on-line y presenciales así como de promoción de la cultura del vino.
La bodega Franco-Españolas fue creada en 1890 en el contexto histórico del auge de viñas y bodegas que se mantenía en La Rioja desde unos treinta años antes. La llegada a Francia de la filoxera a partir de 1860 y la destrucción de sus viñedos produjo en España un espectacular incremento de la producción de vino destinado al mercado francés. El fenómeno, que revistió condiciones especialmente favorables en La Rioja –bien comunicada por el ferrocarril y con una tradición vitivinícola probada a lo largo de los siglos-, ha sido estudiado en sus líneas generales.
A La Rioja llegaron negotians franceses, pero también enólogos y, desde luego, capitales con los que mejorar la producción. Estos fueron más atraídos por el núcleo de Haro y menos por la ciudad de Logroño, donde a juzgar por cronistas locales de entonces, la elaboración del vino estaba más atrasada.
A excepción de alguna bodega de la época, que ya elaboraba vinos finos desde los años 1870, el resto de la producción dependía de los cosecheros, que elaboraban vino en bodegas situadas en los calados de la ciudad como lo habían hecho sus padres y sus abuelos, los viejos hidalgos de la Junta de Cosecheros.
Destinado al País Vasco, como vino de las tabernas, llevado allí a lomos de mula en pellejos, que le daban sabor a pez, el vino logroñés había quedado relegado del extraordinario avance que se sentía en otras zonas, liderado por las llamadas bodegas prefiloxéricas.
Así pues, Logroño, capital de provincia, iba quedando anclada en una notable decadencia, con mano de obra que había de emigrar y un avance inusitado de la pobreza, como da cuenta la profusión de instituciones caritativas creadas en esos años, empezando por La Bene. Sagasta logró traer a Logroño la Tabacalera para paliar el problema del paro y algo parecido –además de para impulsar la calidad del vino en una moderna instalación- fue el motivo de atraer capitales franceses para crear Franco-Españolas.
Los documentos del Archivo Histórico Provincial, los del Archivo Municipal de Logroño, así como los ricos fondos que conserva Bodegas Franco Españolas son el soporte de la investigación, que se desarrollará mediante una nueva metodología cuyo objetivo básico es presentar a Franco-Españolas como testigo del discurrir de la vida de los logroñeses al otro lado del Ebro.
En los años 20 del siglo pasado se impulsó la Estación Enológica de Haro, creada en 1892, y se creó el Consejo Regulador. Una década en la que se modernizó la bodega y se incrementaron las ventas, tendencia truncada en la Guerra Civil (aunque se llegara a vender vino a los alemanes). En la posguerra el hambre obligó a arrancar los viñedos para plantar patatas y remolacha. El vino volvió a ser un producto de autoconsumo, malo y barato.
Hará falta esperar muchos años para ver resurgir de nuevo la bodega. En los años cincuenta aumenta la exportación hacia Alemania, Inglaterra, Suiza, Bélgica… y en la década de los sesenta, en los Estados Unidos. El vino de Franco-Españolas está presente también en Cuba y Venezuela.
Una nueva época sobreviene cuando las bodegas pasan a manos de Marcos Eguizábal, que a través del fútbol, el ciclismo y la pelota proyectó una imagen de dinamismo y modernidad; incluso produciendo películas como: Oro fino.
Así pues, a lo largo de las diferentes épocas históricas, Franco Españolas se ha convertido en una referencia monumental en el mundo del vino, siempre ligada a los logroñeses, pero presente en todo el mundo.