Sergio Correa Undurraga |
Esta es la visión de un especialista sobre la realidad de Chile. Sergio Correa Undurraga – habitual columnista de Diario del Vino – enólogo asesor de empresas vitivinícolas en el mundo, catador internacional y él mismo productor vitivinícola, nos entrega en esta nota su opinión respecto a los resultados de la Vendimia 2010 en su país, matizada con sus vivencias del momento del terremoto y su compromiso visceral con su patria.
Han pasado tres semanas de ese impacto brutal de la naturaleza, que dejó a Chile y los chilenos muy golpeados y ante un escenario vitivinícola totalmente nuevo. No me tocó sufrirlo directamente, ya que estaba en París y luego en Londres, ciudades donde se informaba las 24 horas sobre el terremoto y posterior maremoto en mi país; ciudades donde me enteré directamente cómo países amigos y productores de vinos del mismo hemisferio y llamados del nuevo mundo, ofrecían sus vinos argumentando que Chile estaba en el suelo y no podría abastecer al gran mercado demandante de nuestra fiel y saludable bebida.
Lo encontré atroz: sin duda durante toda mi carrera profesional que asciende a más de 37 años, no había vivido algo semejante.
Pues bien, como dije anteriormente, han pasado tres semanas y nuestras exportaciones se han ido normalizando, nuestras vendimias han comenzado, los chilenos están trabajando, dolidos, sufridos, con pena, pero estamos laborando. Que perdimos 125 millones de litros de vinos, es verdad; que la vendimia va a resultar mas onerosa, es probable; que tenemos muchas cubas de acero inoxidable en malas condiciones, es cierto; pero que no podamos satisfacer nuestras exportaciones es totalmente falso, y lo explicaré.
En Enero del año 2.009, antes de la cosecha, había en existencia en las bodegas alrededor de 800 millones de litros y la cosecha del 2.009 ascendió a mas o menos 1000 millones de litros, es decir ese año llegamos a tener 1800 millones de litros. Si se descuenta las exportaciones de vinos y el consumo nacional que ascendieron alrededor de 900 millones de litros, da un resultado muy atractivo de 900 millones al 1° de Enero del 2.010, con una vendimia que sin duda será inferior a la del 2.009, pero nunca menor a los 750 millones de litros, lo que da en teoría, una cantidad de 1.650 millones de litros; y si a esto se le resta el consumo de vino tanto a nivel doméstico como internacional, que según mi opinión estaría otra vez alrededor de los 900 millones de litros, el 1° de Enero del 2.011 empezaríamos con stock de 750 millones de litros de vino, ad portas de la cosecha de ese año, que obviamente y si la naturaleza no nos juega una mala pasada, sería normal, por lo cual Chile está y estará preparado para enfrentar sin ningún problema la demanda internacional.
Por otro lado, desde el punto de vista cualitativo, los consumidores de vino chileno, seguirán bebiendo la calidad que ellos solicitan, ya que la última cosecha de uvas (la del año 2.009) fue muy buena y dado que este año hay menos uva, – hasta el momento de este artículo – está en excelentes condiciones fitosanitaria, madurando lentamente con un clima cálido; madurez que al ser lenta, nos ha permitido enfocar todos nuestros esfuerzos a ordenar las bodegas para poder recibir la uva, fruto de la tierra y sin duda, del trabajo de todos los que laboramos en el área vitivinícola.
¡Adelante Chile, no es la primera vez que avanzaremos en medio de las dificultades que ocasionalmente nos trae la naturaleza!
Sergio Correa Undurraga
Ing. Agrónomo Enólogo
Fuente: Diario del Vino