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¿Cómo afecta el mar al proceso de envejecimiento del vino?

A esta pregunta dieron respuesta en Bouzas, al abrir la semana pasada una de las cien botellas rescatadas de la bodega La Quinta de la Erre. Pasaron bajo el agua, en el muelle de Marina Davila, los últimos seis meses a ocho metros de profundidad, donde fueron depositadas por buceadores vigueses el 28 de febrero. Próximamente se convocará un encuentro para catar el resultado. “Vigo es una ciudad con una vocación marina y como originarios de aquí pretendimos fusionar tierra y mar”, señaló José Santiago, propietario de la bodega y promotor, junto al restaurante Marina Davila, de esta propuesta única en Galicia: “El vino, como materia viva, no tiene barreras en su elaboración ni en su conservación, las posibilidades son infinitas”, señala, al tiempo que defiende la importancia de la investigación en la elaboración de los caldos.

La experiencia, inspirada en los hallazgos recuperados de pecios, pretende comprobar cómo evolucionó un vino embasado bajo la denominación de Rías Baixas, de la zona de O Rosal. Expuesto a condiciones diferentes a las habituales, pero controladas (gravedad, luminosidad, temperatura o falta de oxigeno) se espera que le aporte un toque diferente. Se situó en un silo, cerca de donde se conserva el marisco del restaurante. Las primeras impresiones fueron muy positivas, tal y como adelantó Santiago: “Comprobamos que no hubo ninguna intromisión salina en el vino, lo que indica que el corcho natural, estanco, pero no hermético, y la cápsula aguantaron”.

Las primeras muestras de maduración bajo el agua es la prolongación de los cítricos, obteniendo un mayor aroma. “A largo plazo creemos que será una producción más longeva”.


Desde La Quinta de la Erre buscan elaborar un vino solo a base de uvas de su propia explotación que le otorgue una tipificación especial: “Llegué al vino desde el sector de la distribución hace cinco años, cuando me surgió la posibilidad de adquirir una finca de viticultura que no comercializaba; ahora lo que era una profesión se convirtió en una forma de vida”, confiesa José Santiago, que ha logrado transmitir ese sentimiento a su vino y que con esta experiencia submarina da un paso más

Fuente: http://www.atlantico.net/articulo/escaparate/tesoro-sumergido-ria-era-vino-rosal/20140826235504432411.html

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