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Dom Pérignon 2003: Su intensidad única es extraordinaria.

Estaciones: tras un invierno particularmente riguroso y seco, las fuertes heladas del 7 al 11 de abril devastaron los viñedos. El verano fue el más caliente en 53 años. La ola de calor quemó lo que milagrosamente había escapado a las heladas y al granizo. Sin embargo, las uvas recolectadas fueron perfectamente maduras y sanas, comparable a las cosechas míticas de 1947, 1959 y 1976. La intensidad es singular y paradójica, a medio camino entre austeridad y generosidad.

Cata

Nariz: el bouquet evoluciona en espiral. Primero, la suavidad floral y luminosa, luego la mineralidad tan típica de Dom Pérignon, el carácter afrutado confitado, la nota vegetal, el frescor increíble de la hoja de alcanforero para sumergirse por fin en la oscuridad, las especias, el regaliz.

Boca: en esta fase, el vino es aún físico. Intriga e incita, más táctil y vibrante que aromático. Su construcción se basa más en el ritmo y la ruptura que en la melodía. Primero avanzamos sobre una nube de delicadeza antes de enfrentarnos a una verticalidad mineral, que se estira lentamente, noblemente amarga, yodada, salina.

PVP Recomendado: 140 €

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