Don Raúl de la Mota fue un verdadero visionario para la vitivinicultura argentina y la industria lo considera un verdadero adelantado porque supo imponer su objetivo de búsqueda de vinos de calidad, en un momento en que la casi totalidad del vino que se elaboraba en la provincia era de mesa.
Para quienes lo conocían -y también para sus hijos- don Raúl era un amante del buen vino y esa situación lo llevó a que alcanzara una profunda amistad con los franceses Jean Ribereau Gayón y Emile Peyneau, considerados a nivel mundial como los padres de la vitivinicultura moderna.
De la Mota, que fue nombrado el mejor enólogo del siglo XX de la Argentina, incursionó en el mundo del vino siendo muy joven. Se inició como enólogo de la bodega Orfila, llevado por su profesor de enología, Mario Bidone. Su capacidad hizo que tiempo después fuera Flichman la que requiriera sus servicios y era tal la confianza que en él habían depositado los empresarios que le permitieron que don Raúl impusiera la marca de uno de sus vinos más importantes: Caballero de la Cepa.
Tuvo también una breve incursión en la política. Durante el segundo gobierno de Perón, fue designado ministro de Agricultura de La Rioja, pero, luego del derrocamiento del ex presidente, en 1955, De la Mota dejó la política en el olvido para dedicarse exclusivamente a la profesión que siempre amó: la enología.
De vuelta en Mendoza, fue enólogo de Arizu -en la bodega de calle San Martín, en Godoy Cruz-, insistiendo en ese momento con los vinos de calidad, mientras el resto de la vitivinicultura mantenía la elaboración de vinos de mesa. De la Mota fue el primer enólogo en Mendoza en elaborar un varietal 100 por ciento syrah y fue un adelantado en la elaboración de espumantes con el método champenoise.
Ya en Cavas de Weinert, uno de sus vinos -un blend- fue considerado por Robert Parker como el vino sobresaliente de América Latina. Esa situación llevó a la bodega a colocar en la contra-etiqueta el nombre del enólogo.
Transmitió su amor por el vino al resto de su familia. Su hijo, Roberto, se desempeñó en Terrazas y en Cheval des Andes y actualmente es socio de la bodega Mendel. Su hija Adriana escribe libros sobre vitivinicultura, e hizo una recopilación de la profusa tarea desempeñada por su padre.
Luis A. Fermosel – Diario Los Andes.