Nueve bodegas de la D.O. Campo de Borja y la D.O. Terra Alta, como invitada especial, han presentado sus ‘garnachas de oro’ en el Museo de Zaragoza
De 12 a 15 y de 17 a 21 horas, profesionales y aficionados del mundo del vino han podido degustar las mejores garnachas de Aragón a través de catas dirigidas y degustaciones
El Campo de Borja ha mostrado todo su potencial, ratificando su título de ‘Imperio de la Garnacha’, en una nueva edición de la Muestra de Garnachas que ha atraído, hasta el Museo de Zaragoza, a un numeroso público. La decimocuarta edición y tercera que se celebra en “este magnífico escenario”, como ha calificado Eduardo Ibáñez, presidente de la D.O. Campo de Borja, al Museo de Zaragoza, se ha caracterizado por el buen ambiente, la calidad de sus vinos y la profesionalidad de muchos de los asistentes.
Alto Moncayo, Aragonesas, Bordejé, Borsao, Pagos del Moncayo, Palmeri Sicilia, Román, Ruberte y Crianzas y Viñedos Santo Cristo son las bodegas del Campo de Borja que han participado en la muestra, tanto desde sus stands, ubicados en el patio central del museo, como en las catas que han ido organizando a lo largo de toda la jornada.
En la presentación, que ha tenido lugar poco después de las 12 de mediodía, Ibáñez, presidente de la D.O. Campo de Borja, se ha felicitado por a consolidación del museo como sede de la muestra, que refuerza la “consideración de nuestros vinos como obras de arte”. Pero, además de arte, ha continuado el presidente, detrás de estos vinos “hay también mucha ciencia, innovación y pasión”, y un arduo trabajo que, en el pasado concurso Garnachas del Mundo, que tuvo lugar en la Terra Alta, se vio recompensado con 12 medallas de oro y 8 de plata.
A la presentación han asistido, además de Jordi Rius, secretario de la D.O. Terra Alta, doce sumilleres y los presidentes de las asociaciones de Madrid y Aragón, “cuna de grandes sumilleres”, como ha destacado Ibáñez. Además de las actividades enmarcadas en la muestra, el presidente de la denominación ha querido destacar otro importante proyecto al que está estrechamente ligado el Campo de Borja: el Congreso del Terroir, que se celebra en Zaragoza del 18 al 22 de junio y “que congregará a los investigadores más prestigiosos del mundo”.
Nacho Escuín, representando a la sede que acoge la muestra, ha manifestado su satisfacción por la fructífera relación que se ha establecido entre ambas instituciones, destacando la aportación que este año ha hecho la D.O. Campo de Borja, a cambio de la cesión del espacio, que ha sido la ayuda a la restauración de una tabla gótica de Blesa, que todos los asistentes han podido admirar.
Luis Vaquer, presidente de Horeca y representando a los restaurantes de Zaragoza, 33 de los cuales participan en la Semana de la Garnacha, hasta el 3 mde junio, ha agradecido la predisposición que la D.O. siempre tiene para colaborar en todos los eventos gastronómicos que se organizan desde Horeca. “Aragón, más allá que por su recetario, destaca por sus productos y, entre estos, el vino y, más concretamente, el de garnacha es el más icónico, un referente”.
El consejero de Agricultura, Joaquín Olona, ha cerrado el acto felicitando a la denominación por vincular, “con un acto tan visible”, el vino con el arte y la cultura. “Desde el departamento ¬–ha dicho el consejero– animamos siempre a los agricultores a la producción de alimentos de calidad diferenciada y entre estos, el vino es el mejor ejemplo”. Olona ha ilustrado con cifras esta afirmación: “toda la producción de alimentos de calidad diferenciada supone 220 millones de euros, de los cuales, 180 corresponden al vino, es decir, un 80%”. El consejero también ha destacado al sector vitivinícola “por su labor comercial y de comunicación y por haber constituido un sistema productivo en el que los agricultores también son beneficiados”.
La climatología ha acompañado durante toda la jornada, lo que ha animado al público a visitar el patio del museo y probar los vinos galardonados de las 9 bodegas participantes, maridados con jamón de Teruel y quesos El Acebo del Moncayo. Las 9 catas, en el salón de actos del museo, que se ha transformado en un local animado por la música y la iluminación, también han congregado a numerosos profesionales y aficionados que han podido vivir la experiencia de unas catas diferentes y desenfadadas.