Fuente: Marcelo Bustos Herrera – La Nación
Cada primavera se animan los temores, cuando el INV investiga las existencias en bodegas y descubre la abundancia de vinos blancos -de blancas y escurridos sobre todo- y de calidad disímil, no siempre acordes a la demanda de los mercados. Resulta que el fantasma del vino blanco, ni es tan fantasma ni es un plomo tan duro de portar por la vitivinicultura.
Cuestión de mirar al bosque. El jueves pasado en la Enoteca mendocina, el Fondo Vitivinícola chequeó el escenario global donde deberá moverse la industria vitivinícola regional en los próximos años. Muchos rostros de dirigentes de la industria se aflojaron: hay buenas perspectivas de mercado y el destino de los blancos no es tan trágico. Guillermo Olivetto y Gustavo Domínguez -hombres del marketing y consultores de la Coviar-, entre otros datos, aportaron una evidencia que asombra: en los últimos 8 años, la economía de Estados Unidos creció casi el 14% real; la de Europa 11%; la de Japón 9%. Y la de China 77%, la India 60% y Brasil casi el 30%. Y entonces reiteraron el concepto geopolítico y económico que viene sonando fuerte: el BRIC -Brasil, Rusia, India y China- la sigla de los nuevos grandes protagonistas. Hablaron de su especialidad, los mercados y coincidieron en que «tenemos aquí al lado, a uno de los más grandes, Brasil que ronda las 200 millones de almas, 40 de ellas consumen en el Gran Sao Paulo-. El consumo brasileño hoy es de poco más de 2 litros/habitante/año a nivel nacional, pero en Sao Paulo supera los 3,5 litros. Y más o menos cerca está Estados Unidos, uno de los 2 mercados fuertes de nuestra vitivinicultura, segundo en vinos, primero en mosto concentrado.
Oliveto planteó que «después de un 2009 complicado, hoy estamos de vuelta en un mercado expansivo. No es un momento de caída general en los consumos, ni es un momento de caída general en el poder adquisitivo de la gente. La visión es que el 2011 va a continuar con una carrera de expansión a pesar de ser un año electoral -muchos economistas ya vaticinan un crecimiento piso del 6%-, porque el gobierno de los Kirchner es pro-consumo y pro-mercado interno. En ese contexto, mercado para el vino va a haber», lanzó el consultor.
Pero el momento de mayor expectativa lo aportó Gustavo Domínguez -Director General de Sabia-Campari y titular de la Asociación Argentina de Marketing- cuando destacó la oportunidad de negocios que representa el sector de los blancos. Advirtió que «hoy el mercado interno de nuestro país sufre de «tinto centrismo» y por eso, dejamos de mirar otras variedades que en el mundo se están convirtiendo de a poco en el principal mercado de consumo, como los blancos y los rosados. Nos estamos perdiendo una oportunidad en ambos mercados de consumo». En Estados Unidos, por ejemplo, el 58% del consumo son blancos y rosados. En Francia, parecido. Australia y Nueva Zelanda imponen exportaciones de sus blancos finos. Estimó Domínguez que el momento de consumo le puede dar al vino una nueva oportunidad a blancos y rosados e incorporarlo en ocasiones en las que hoy el vino no está presente. En el mercado interno, porque va a satisfacer al consumidor: si uno tiene 38 grados de temperatura y está en Mendoza, San Juan o en el Norte argentino, no da para tomar un vino tinto, pero si da para hacer valer la «refrescancia» y tomar un buen vino blanco helado, por ejemplo.