Fuente: La Nación
Para el francés Michel Chasseuil, que no se toma vacaciones y maneja un viejo Renault 4, lo único que importa es su colección de caldos raros
Vive como un monje, nunca se toma vacaciones y conduce un viejo Renault 4 con 200.000 kilómetros recorridos… pero es el mayor coleccionista de vino del mundo, con más de 20.000 botellas raras de los siglos XVIII, XIX y XX guardadas en una bodega enterrada a 6 metros de profundidad y protegida por tres puertas blindadas, cada una de ellas con su respectivo código de seguridad.
Se llama Michel Chasseuil, tiene 67 años, es ingeniero aeronáutico y vive en la pequeña localidad de La Chapelle-Bâton, en el centro de Francia. Comenzó a coleccionar vinos hace 20 años atrás y su intención es convertir su colección en un museo especializado en Saint-Emilion, cerca de Burdeos, según informa The Times.
«A pesar de que llevo gastados varios millones, no lo pienso vender. Si hiciera eso, todo sería bebido por nuevos ricos en menos de una década», afirmó Chasseuil, quien compra de a dos cajas de los vinos que le interesan, una para la colección y la otra para ser tomada. Para él, el vino «es una pasión que se convirtió en una religión».
Con los bonus que recibía por su trabajo de ingeniero, ha asistido a subastas en Francia, España, Italia, EE.UU., Australia y Suráfrica, siempre buscando botellas raras. «A nadie le interesaban los remates en esos días, por lo que podía comprar las botellas muy baratas», manifestó. Entre sus botellas más preciadas, se encuentra un Château d´Yquem 1811 valuado en 35.000 euros y un champagne Maison de l´Empereur, que no tiene precio porque fue elaborado para el mismísimo Napoleón.