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El vino por las cepas

Fuente: El Pais.com
Viña Pedrosa investiga con viñedos de 10, 20 y 67 años

La edad de los viñedos es un factor determinante en la calidad de cada vino. Se da por hecho, por la experiencia en la evolución de las cepas, que las uvas procedentes de viñedos jóvenes tienen menos atributos para producir vinos de larga duración. De hecho, las cepas viejas son una de las obsesiones o el buque insignia de las grandes bodegas. Hasta los diez años no se considera maduro un viñedo.
El objetivo es saber desde el viñedo los vinos que soportan una mayor duración
Avanzar en este conocimiento es lo que se ha propuesto el enólogo de la Bodega Hermanos Pérez Pascuas, en Ribera del Duero, José Manuel Pérez Ovejas, con un proyecto de investigación comparativo sobre la calidad de la uva y del vino procedente de viñedos jóvenes, de mediana edad y viejos, a realizar en los próximos dos años.
El estudio se desarrollará en las cosechas de 2010 y 2011 en tres viñedos ubicados en el pago de La Navilla, todos ellos en las mismas condiciones de altitud, 844 metros; tipo de suelo, arcilloso-calcáreo y de orientación sur-oeste. Todas las cepas tienen un sistema de formación “de vaso” y vendimiadas a mano.
Durante dos años se realizará un control riguroso sobre la evolución del viñedo, procesos de maduración, análisis del grosor del hollejo, acidez, concentración de azúcares, fermentación, cata y embotellado. El proyecto contempla la obtención de tres depósitos con el producto de 20.000 kilos de uva cada uno a los que se aplicará una fermentación con levaduras autóctonas a una temperatura controlada de 29 grados. En los tres depósitos de realizará una maceración de 24 días. En enero en vino estará en barrica donde permanecerá un año hasta su embotellado con catas cada seis meses.
Para el enólogo, se trata de un proceso que, desarrollado con rigor, debe aportar conclusiones muy valiosas para el funcionamiento de una bodega a la hora de adoptar decisiones en relación con la evolución de los vinos según la edad de los viñedos y su comercialización.
Los tres tipos de vino procedentes de esta experiencia, está previsto que se comercialicen en tres categorías en función de la calidad final de los caldos.
Un tipo de vino, el de menor potencial, se comercializará como vino joven o de menor calidad, a efectos de su duración. Este tipo de vino, desde el momento del embotellado, se estima que mejora hasta el tercer año, se mantienen en ese nivel hasta el cuarto, e inicia desde esa fecha una caída hasta al año séptimo.
El vino de potencial intermedio, llevará la etiqueta de crianza para su consumo a medio plazo. Este tipo de vinos, tiene una línea de mejora desde su embotellado hasta el año quinto. Se mantiene en ese nivel hasta el año séptimo, para iniciar una caída hasta el año once.
Finalmente, para el vino de mayor potencia, con una contraetiqueta de gran reserva, el consumo sería a más largo plazo. Estos caldos experimentan una mejora desde su embotellado hasta el sexto año. Se mantiene en ese nivel de calidad hasta el año diecisiete, para iniciar una línea de caída hasta el año veintiuno.
El objetivo final de la investigación es conocer a partir de qué viñedos es posible saber los vinos que pueden soportar una mayor duración, así como para comercializar cada uno en el momento óptimo para su consumo.

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