Bodegas del Uruguay visitó la coqueta bodega boutique del Camino de la Redención para conversar con Juan Martín Borda sobre los planes del establecimiento para 2010. El Gerente de Exportaciones y Marketing nos sorprendió con la noticia de la compra de 44 Ha en Maldonado desde donde «se divisa el mar y el terroir es totalmente distinto así que los vinos se van a expresar de otra manera». También asegura que harán innovaciones en cuanto a cepas.
Es un buen momento para hablar de la proyección de la bodega para 2010. ¿Cuáles son los planes de Bouza Bodega Boutique para este año?
El plan es seguir satisfaciendo al cliente, no mucho más que eso. Crecer muy poquito, solamente hemos plantado dos hectáreas en septiembre de 2009. Queremos seguir cuidando todo lo que hacemos, seguir con la manualidad y no pasarnos al otro extremo. En 2010 no tendremos crecimiento de producción, sí seguiremos apostando a la mejora continua hacia la calidad total. Por ejemplo, acabamos de importar especialmente desde Francia las botellas para nuestro Albariño: es una botella hermosa, que tiene un costo muy elevado; sin embargo nosotros no le vamos a subir el precio al vino, no por ahora. Lo que queremos es seguir aportándole más allá de lo que hay adentro, Eduardo Boido -enólogo de la bodega- desde el vamos fue quien lo quiso hacer así, siempre se trata de que sea lo mejor, y nosotros contribuimos dándole todo desde el exterior, el packaging que corresponde.
¿Es un Albariño de la vendimia 2009?
No, es para el Albariño de la vendimia 2010. Del 2009 ya no hay más. Nos quedamos con unas pocas botellas para el verano, para algunos restaurantes de Punta del Este, pero en tres semanas se vendió toda la producción del año.
Hay un par de condiciones que marcarán una diferencia importante entre la vendimia 2009 y lo que será la vendimia 2010. El año 2009 fue de baja cantidad y alta calidad. Para la vendimia 2010, la previsión actual por las condiciones climáticas es de mayor cantidad y menor calidad, aunque queda la expectativa de los próximos 30 a 45 días previos a la cosecha. Por otro lado, la otra variable que afecta a toda la industria es la pérdida de valor del dólar frente al peso. ¿Cuál es la estrategia ante esas condiciones?
La cantidad nosotros la controlamos. Puede ser que tengamos un poco más, pero en nuestra bodega que es pequeña no habrá un aumento de producción. Nosotros raleamos mucho y lo que buscamos es calidad. Sólo producimos 6000 kg/ha, en algunas parcelas menos. A pesar de eso, sacrificamos mucha uva para llegar a la calidad, no buscamos aumentar la cantidad. Ustedes verán en las contraetiquetas de los vinos de cada parcela que la información año a año es prácticamente la misma. No porque haya más uva nosotros vamos a hacer más botellas. Puede pasar con algún vino, como por ejemplo los vinos blancos. Este año se dio mejor el Albariño, si bien alguna hectárea más que tenemos plantada no está a plena producción, y se dio bien porque el año se presentó de esa manera: mejor en cantidad, pero cuidaremos mucho de mantener la calidad.
¿Cómo se posiciona el producto para exportar con mayores costos de producción locales y un dólar poco competitivo? No debe ser fácil decirle a un cliente del exterior que este año tendrá que pagar más caro el mismo vino.
El equipo comercial y de marketing se fue adelantando a eso, y durante todo el año 2009 nuestra estrategia fue fortalecer el mercado interno. A diferencia de otras bodegas que están muy apuntadas al mercado externo, no nos tomó tan mal posicionados. Obviamente tenemos un porcentaje de nuestra producción que va a exportación, pero nos adelantamos a eso y fortalecimos el mercado interno. Por eso dentro de todo pudimos mantenernos mejor que lo que nos habría pasado si hubiéramos apostado 70% a las exportaciones y 30% al mercado interno como hacen muchas bodegas. Ahora lo que sí tenemos que hacer es cumplir con el mercado externo, pero teniendo mucho cuidado porque las rentabilidades no son las mismas. Exportamos igual. Pero el dólar perdió entre un 25 y un 30% de valor, a los bodegueros, en cuanto al poder de exportación, nos está desarmando. Por suerte nosotros no somos grandes exportadores.
¿Tienen expectativas especiales sobre los mercados del Mercosur como Brasil y Argentina, a pesar del problema cambiario?
Sí. Argentina es un mercado que ya está saturado y todavía hay una competencia muy fuerte entre las bodegas del mercado local. Más que nada muchos argentinos nos preguntaban dónde podían conseguir nuestros vinos, por eso con Alberto Levy de Grand Cru decidimos llevar nuestros vinos a Buenos Aires, fue un tema de imagen y de distribución, más que de volumen. No buscamos vender volúmenes grandes, pero sí estar en una de las ciudades más importantes del mundo, por eso consideramos que fue algo muy importante, y vamos a estar en algunos restaurantes y parrillas gourmet. En cuanto a Brasil, es un mercado que posee todo para seguir creciendo y nos lo ha demostrado a nosotros. Además de estar en pleno crecimiento, Brasil es un país de 190 millones de habitantes, donde se realizará el Mundial de Fútbol, donde se realizarán los próximos Juegos Olímpicos, el que niegue que Brasil es un mercado interesante está equivocado. Además el tipo de cambio nos ayuda y está muy favorable, cosa que no pasa con Argentina, en este momento al argentino no le es favorable el cambio con Uruguay. A eso le sumamos que el brasileño cada vez está aprendiendo más de vinos. Nosotros apostamos mucho al mercado brasileño, donde a diferencia del mercado europeo y el mercado norteamericano tenemos una gran ventaja y es que el mercado brasileño conoce nuestra Marca País. A Argentina se la conoce en todo el mundo ya sea por Maradona, por ser uno de los mayores productores de granos del mundo, o por el tango… a Uruguay no. Somos un país muy muy pequeñito, y hasta nos confunden con Paraguay. Pero tenemos una gran ventaja con Brasil y es que nos quieren mucho y además somos muy fuertes con nuestra Marca País, entonces creemos que es una buena estrategia llevar nuestros productos a Brasil.
Respecto de los vinos brasileños que están logrando una buena penetración hacia aquí, y los vinos chilenos y argentinos, que están ingresando a Uruguay a precios bastante bajos merced a algunos beneficios fiscales, ¿cómo les influye en este mercado local que están rearmando o robusteciendo en este momento?
Nosotros tenemos un mercado ya muy específico y muy marcado, no creo que nos afecte tanto. Apuntamos a un nicho de mercado y en ese nicho de mercado estamos muy bien posicionados. Esa es otra de las diferencias que tenemos con otras bodegas. A nosotros nos buscan. Quizá por cómo hicimos las cosas, o por cómo las hizo Eduardo (Boido) con Juan (Bouza), no lo sé, pero es nuestro posicionamiento hoy en día.
¿Piensan ampliar el negocio gastronómico, crear algún otro restaurant fuera de la bodega?
No, lo que les podemos adelantar es que la familia compró un nuevo predio en el Km. 99 de la Ruta Interbalnearia, a mano derecha, en Pan de Azúcar, y ya estamos haciendo toda la preparación de tierras para plantar en septiembre. Lo que se pretende allí es salir un poco del estilo de vino que se produce en Canelones y buscar nuevas experiencias con el viento del Océano Atlántico. Se adquirieron 44 hectáreas y estamos en vista de adquirir algunas hectáreas más. Es un lugar espectacular, desde la loma se divisa el mar y el terroir es totalmente distinto así que los vinos se van a expresar de otra manera, y eso es lo que busca el enólogo junto con Juan. También haremos innovaciones en cuanto a las cepas, así como lo hicimos con el albariño, con el que fuimos los primeros en Sudamérica.
El albariño es un suceso, incluso en España…
La Embajadora de España que es muy amiga de la casa, nos quiere mucho y viene siempre a visitarnos y nos compra vinos. Le encantan. Se los lleva siempre a la Embajada.
Los vinos de Bouza son, de los vinos de Uruguay, unos de los que tienen mayor grado de trazabilidad, justamente por estar identificados por parcela. ¿Es importante esto para colocar el producto en el mercado, sobre todo en el exterior?
Al igual que se comenzó hace un tiempo con la carne, en el exterior lo están exigiendo cada vez más para los vinos, y nosotros lo hacemos siempre. Eduardo siempre nos dice que ése es el camino, es un fiel creyente en eso y lo aplica en cada una de las parcelas. Él sabe de dónde sale cada uno de los vinos, en qué barrica estuvo, y sabemos hasta prácticamente quién lo cosechó. Yo creo que cada vez es más necesario y en cualquier momento en el exterior, en algún país europeo lo van a exigir. Sigue el camino de la carne.
En cuanto a las restricciones para el uso de herbicidas y agroquímicos, hay una corriente más volcada hacia los vinos ecológicos. ¿Piensan cambiar la forma de producción para adaptarse más a esos mercados?
Nosotros colocamos muy pocos herbicidas y químicos, intentamos hacer todo lo más naturalmente posible, aunque no sea totalmente natural porque es imposible. En los últimos días llovió mucho y tenemos la botrytis al acecho, y tenemos que cuidarnos porque de lo contrario la zafra se pierde. Si observan los viñedos, entre las líneas se plantan diferentes especies vegetales como red grass o trébol, que quitan o agregan humedad, según lo determinan el ingeniero agrónomo y el enólogo, para evitar en lo posible la aplicación de químicos. Estamos ciertamente a favor de la naturaleza.
Fuente: Bodegas del Uruguay.