Nada más inspirador para un sommelier, que poder seguir siempre descorchando botellas como en los inicios. Es un culto a la vida de restaurante, de horarios cortos y de mucha gente rotando. Tu te sigues entregando y tu vida nace y se mantiene siempre en un restaurante, el servicio se convierte en un vicio. la búsqueda por la calidad total está hasta en el descorche. Hay que hacerlo rápido pero sin romper los corchos, fino, como si fuese magia. Tenemos personal que nos apoya en todo, infraestructura necesaria para cumplir con los objetivos.