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Josep Grau celebra 20 años de compromiso con el patrimonio vitivinícola del Montsant

El Pas de l’Estudiant es el último proyecto de recuperación de Josep Grau, con el que demuestra su implicación con el territorio y con el viñedo a través de la restauración de una finca que se remonta al siglo XIX, invadida por el bosque tras cuarenta años de abandono.

Josep Grau lleva veinte años reafirmando su compromiso por la recuperación de la riqueza vitivinícola del Montsant: “recuperamos el patrimonio perdido de la zona a través de un gran vino”.

 Capçanes, septiembre de 2024.- Josep Grau sintió el impulso de volver a sus orígenes desde que descubrió su pasión por el vino. Fue así como en 2003 se asentó en Capçanes, municipio en el que adquirió su primera viña para elaborar vinos amparados en la D.O. Montsant. Esta pasión, 21 años después, perdura y se vuelve más potente día a día. Ahora, no solo atesora y recupera viñedos únicos en Montsant, elaborando vinos que reflejen el entorno, sino que también lo hace en la D.O.Ca. Priorat.
Entre los vinos con los que recupera el patrimonio vitivinícola de la D.O. Montsant está El Pas de l’Estudiant, que, según palabras de Josep Grau, es fruto de “un paraje de gran belleza, además de ser uno de los más impactantes del Priorat”. El nombre del viñedo, que también da nombre al vino, tiene su origen en el camino que lo cruza por su parte superior: un recorrido que hacía a diario a pie un niño de la Sierra de Almos hasta Capçanes para ir a la escuela, a más de cinco kilómetros. Según la documentación encontrada por Josep Grau, la historia de este viñedo se remonta a hace 150 años, pero tras el estudio de sus bancales se ha podido determinar que posiblemente ya fuera un viñedo mucho antes. 

Este viñedo es un monumental anfiteatro orientado al norte, a más de 320 metros de altitud, situado en una pendiente de vértigo, trabajado con bancales viejos de piedra seca. Este pequeño tesoro de la zona, con un suelo óptimo para la viña, se encuentra rodeado por un camino de herradura antigua y la delimitan viejos riegos que hacen que las lluvias violentas no erosionen el terreño. Una verdadera muestra de agricultura vernácula. 

En la parte inferior se cultiva garnacha peluda y en la zona más alta, cariñena. Gracias a su orientación recibe una mayor exposición a la luz solar y su ubicación permite beneficiarse de la influencia mediterránea. Olivos, almendros y robles completan este maravilloso paisaje que ejemplifica la riqueza de la vieja tierra del Priorato. 

Las viñas que actualmente se encuentran en la finca se plantaron en 1947, aunque ahora se encuentra en recuperación, tras cuarenta años de abandono, en los que el bosque ha ido ganando terreno a las viñas. Hace tres años, Grau adquirió los terrenos con la idea de recuperar el magnífico paraje, respetando la viña superviviente. El objetivo, comenta, es “recuperar el patrimonio perdido de la zona a través de un gran vino”.

Este 2024 la bodega ha conseguido los permisos definitivos para terminar de recuperar la viña que había sido invadida por el bosque y empezar los trabajos de recuperación del viñedo.

 La nota de cata por Josep Grau “En la copa, el vino muestra una presencia etérea que nos envuelve y nos llena de aromas, haciendo presente la fruta roja que nos recuerda las pequeñas cerezas del bosque que rodea la bodega. Poco a poco, el vino crece haciéndose absolutamente grande, con un equilibrio maravilloso. Es un vino puro, limpio y vibrante, que nos mantiene atentos a su evolución en la copa y que despierta admiración en cada minuto que pasa, por su complejidad. En boca, tiene gran profundidad, una cereza final que nos transmite la dimensión de su concentración, llena de finura”. PVP: 38 €