El estudio de diseño Ladyssenyadora de Vilafranca del Penedès ha diseñado la primera etiqueta impresa con tinta de vino con el objetivo de crear sus propios caldos, informan los promotores de esta iniciativa.
La idea surgió hace tiempo cuando el estudio recibió de un cliente, como pago en especie, varias botellas de vino. A partir de ahí, los creadores se marcaron un reto que parecía «imposible», imprimir una etiqueta aprovechando el vino de las botellas.
Con la voluntad de hacer su propia marca de vino, los creativos pensaron en una edición limitada de poco más de un centenar de botellas, donde todos los materiales gráficos que acompañarían la botella estarían hechos con los propios componentes del vino.
Bajo la marca «Tinta de vino» se esconde un proceso costoso y lleno de dificultades que comenzó con la serigrafía o el ‘letterpress’, pero, a causa del exceso de agua el papel se arrugaba y éstas técnicas no tuvieron el resultado esperado.
Posteriormente, los diseñadores intentaron deshidratar las madres del vino, dejándolas reposar al sol, pero el pigmento resultante no era el adecuado.
Tras una sucesión de fracasos, y cuando el equipo prácticamente había renunciado a llevar el proyecto a buen puerto, los creativos observaron que el vino que había en una bandeja que llevaba varios días al aire libre en la terraza del estudio se espesaba hasta formar una especie de «moco morado» que resultaría ser ideal para imprimir las etiquetas con el color y la textura deseados.
Gracias a esta pasta, Ladyssenyadora ha puesto en marcha un proyecto único en sus características, fusionando de manera híbrida los ámbitos de la creación, el diseño y la viticultura que ha significado una producción limitada de 125 botellas de vino cuyas etiquetas han sido impresas con tinta de vino.
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