Vinos

Los grandes blancos del valle del Kamptal (Austria)

El valle del Kamptal, al noroeste de Viena, es una región de montañas donde se producen algunos de los mejores grüner veltliner y rieslings del país. Unos vinos blancos cristalinos y rotundos que ganan con el tiempo y que pueden, en estos casos, rivalizar con los mejores chardonnays de Borgoña… Acompáñenos a conocer a dos bodegueros de excepción: Willi Bründlmayer y Michael Moosbrugger.

Viena y su esplendor suelen monopolizar la atención de quienes viajan hasta Austria, desconociendo quizá que a apenas una hora de carretera le aguardan fabulosos paisajes por descubrir. Valga como ejemplo la pequeña ciudad de Langenlois, situada a 70 km de la capital: una joya barroca envuelta en montañas, bosques y viñedos. Durante todo el año, alemanes y austriacos suelen venir hasta ella para “llenar el depósito” de vinos y aprovechar para pasar unos días alojados en casas de particulares o en el hotel Loisium, ultramoderno meteorito arquitectónico dejado caer entre las vides por el neoyorquino Steven Holl…

Una reserva natural y un terruño de excepción
“Hace 50 millones de años –nos explica Willi Bründlmayer–, las montañas que aquí se levantaban lo hacían hasta los 8.000 metros de altura, como hoy el Annapurna. La erosión las fue desgastando hasta sacar a la luz la roca madre de la cual nuestras vides extraen esa mineralidad que necesitan y que tan bien viene a nuestras variedades tradicionales: la grüner veltliner y la riesling.”

La reputación de las tierras de Langenlois se remonta a la Edad Media y el gobierno austriaco siempre ha mostrado su preocupación por preservar este legado. Con este fin creó la reserva natural que se extiende alrededor del río Kamp y en la que tanto la fauna como la flora están protegidas. El Estado concede asimismo subvenciones a todo aquel viticultor que decida pasarse a la agricultura ecológica. Willi Bründlmayer, propietario del mayor viñedo de Austria (80 hectáreas), no esperó estas ayudas para renunciar a los herbicidas y fertilizar sus tierras mediante la plantación de ajo silvestre.

Una gran uva mal conocida
La grüner veltliner es la variedad nacional austriaca por excelencia. Los vinos elaborados con la grüner veltliner que se cultiva en terrazas por encima del Danubio en la región del Wachau sorprenden por su mineralidad, rectitud y vivacidad. En Langelois son más grasos, más redondos, más sensuales…

Los de Willi Bründlmayer han adquirido reputación internacional. Si bien el riesling es más austero y reconcentrado, el grüner veltliner es más expresivo y especiado. Willi posee su propia tonelería y cría sus vinos en barricas de acacia austriaca, más neutra que el roble francés. Sus siete grüner veltliner elaborados con uvas procedentes de diferentes parcelas destacan por su delicadeza, su frescura y sus aromas de melocotón y frutas exóticas. La palma se la lleva la cuvée Kamptal Reserve Lamm (uno de los más grandes pagos de vino blanco del mundo), elaborada con uva procedente de sus viñas más antiguas (60 años).

Sus Trockenbeerenauslese son vinos generosos con una elegancia poco frecuente y con un contenido en alcohol de tan sólo 7,5%: rebosantes de frescura y fáciles de beber, estos néctares acompañarán a las mil maravillas una tarta de albaricoque o un apfelstrudel.

La bodega de Schloss Gobelsburg
El espíritu de san Bernardo de Clairvaux parece seguir vagando por las bodegas abovedadas de este antiguo monasterio. Desde 1996 sus riendas están en manos de Michael Moosbrugger, elegido “mejor viticultor de Austria” en 2000. Las viñas ocupan una extensión de 37 hectáreas alrededor del palacio, hundiendo sus raíces en los prestigiosos terruños de Heiligenstein y Geisberg.

Los grüner veltliner viejas viñas de Michael son vinos que no se puede perder bajo ningún concepto: a través de ellos logrará descubrir los mil y un matices de los suelos y microclimas de Langenlois. Criados durante 8 meses en barricas de roble austriaco, estos caldos sorprenden por su mineralidad, elegancia y riqueza aromática. El Schloss Gobelsburg «Renner » 1er cru, vino de referencia de las bodegas, debe su vivacidad a los residuos volcánicos del suelo. Piense que casa particularmente bien con cualquier plato asiático o especiado. De Michael les recomiendo asimismo los eiswein, elaborados con uva vendimiada en diciembre a 10 grados bajo cero: estos néctares rebosantes de frescura exhalan aromas de albaricoque y fruta confitada.

Al igual que su amigo Willi Bründlmayer, Michael Moosbrugger se esfuerza por hacer sus vinos de la manera más natural posible, recurriendo al azufre en muy pequeñas cantidades. Este detalle tiene su importancia, ya que en Austria el azufre se suele utilizar de forma sistemática para impedir la fermentación maloláctica (el objetivo es mantener el vino con un fuerte grado de acidez). A pesar de ello, la costumbre suele ser la de beber el vino muy joven, apenas unas semanas después de su embotellado y antes de que el azufre haya tenido tiempo de disolverse en el vino, lo cual puede provocar en la lengua y la garganta una sensación de quemazón nada agradable.
Un riesgo que no correrá con los vinos de Michael y Willi, unos caldos suaves como la seda…

INFORMACIÓN PRÁCTICA

Weingut Bründlmayer
Zwettlerstrasse 23
A-3550 Langenlois
Tfno. +43 (0) 2734 2172 0
www.bruendlmayer.com/

Weingut Schloss Gobelsburg
A-3550 Langenlois
Tfno. +43 (0) 2734 2422
www.gobelsburg.at/

fuente: via michelin

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