Degustar un vino es algo más que beberlo y a su vez catarlo es algo más que degustarlo. La cata es más un arte que una ciencia y el catador es el que sabe apreciar y valorar cualidades del color, el aroma y el sabor del vino. Para catar un vino se podría decir que «hay que hacerle preguntas al vino» pudiendo así identificar detalles que nos explican las características de la variedad de la uva, de la cosecha, de la tierra, etc.
Para una cata es imprescindible preparar el material necesario: una mesa con un mantel blanco (o en su defecto un folio o servilleta, lo importante es que sea blanco), buena iluminación (mejor si es solar), agua para limpiar el paladar entre vino y vino y un recipiente a modo de escupidera. Las copas deben ser de cristal fino, incoloro, sin tallados, de pie largo y de base ancha y boca estrecha.
La temperatura ideal de la sala es entre 20 y 22ºC y es muy importante evitar los olores que pueden interferir en la percepción de los aromas del vino como tabaco, chimeneas encendidas, ramos de flores, cestos de fruta, humos y olores provenientes de la cocina y abstenerse de usar colonias o perfumes.
Se recomienda catar con sensación de hambre (antes de comer o de cenar) porque es cuando la sensibilidad del catador está más despierta; obviamente no apreciaremos los sutiles aromas y gustos de un vino después de haber tomado aperitivos salados, queso, café, chocolate, licores y tampoco después de fumar.
Para organizar la cata se debe seguir un criterio haciéndola así más constructiva: catar vinos de una misma variedad de uva y de diferentes zonas del mundo, catar vinos de la misma zona, una cata vertical (el mismo vino de diferentes añadas), ordenándolos de menor a mayor grado alcohólico, de menor a mayor intensidad aromática, teniendo en cuenta que se deben catar los vinos jóvenes antes que los viejos y los vinos de menos clase antes que los de más clase.
La cata se realiza en tres fases: el examen del aspecto visual, el análisis de los aromas y de las sensaciones en boca. En una cata entre amigos hay que añadir una cuarta fase basada en comentar los vinos catados, contrastar opiniones y estrechar lazos de amistad no olvidando nunca el componente lúdico de una cata realizada entre aficionados y amigos.
¡Salud!
Fuente: Club Torres Online.