Cuando Cristobal Colón llegó a América la vid no existía en el continente. Y ya desde entonces los Reyes Católicos instruyeron a los conquistadores para que llevasen a las Indias plantas de viñas. La vid que primeramente fue plantada en América Central llegó al actual territorio argentino en 1550 a través de Chile.
Como señala la historia, los pobladores de Santiago del Estero (Provincia actual de Argentina) se habían quedado sin cura para celebrar la Santa Misa. Recurrieron entonces a la Capitanía General de Chile (la autoridad de la cual dependían entonces, ya que todavia no existía el Virreinato del Río de La Plata), para solicitar un sacerdote quién viajó a esas tierras con plantines de vid. Así comenzó nuestra cultura vitivinícola que pronto se asentó en las provicias cuyanas (Mendoza y San Juan) donde las condiciones de suelo y clima son ideales para la elaboración de excelentes vinos. Claro que por aquella época todavía había mucho que aprender y hacer para obtener buenos vinos.
Un breve relato del investigador mendocino Juan Draghi Lucero sobre cómo se elaboraba vino dice más o menos así:
Se utilizaba un cuero de buey estirado sostenido por varias estacas clavadas en el suelo y en él se pisaba la uva. Se usaba un cuero que contenía la cola del animal en forma natural para que hiciera de caño de desagüe. Así se colocaban en este «lagar primitivo» los racimos y un indio o esclavo africano los pisaba y luego se lo hacía descender por el «caño» al que se le sacaba un bitoque que hacía de tapón . Pasaba entonces el mosto con el hollejo a un especie de balde que los esclavos conducían a la bodega.
Ésta era de adobe techada con tijeras de torcidos palos de chañar o algarrobo.
El mosto pasaba a vasijas amuradas a las paredes de la bodega. Las vasijas se colocaban sobre árboles tendidos en el suelo para airear el el fondo de las mismas y se las llenaba con el mosto con el debido cuidado de dejar un espacio para que no rebasaran durante el proceso de fermentación. En ellas se hacía un agujero a 15 cm de altura y se las tapaba con un bitoque. Una vez terminada la fermentación se trasvasaba el vino a vasijas de conservación (sacando el tapón) y se usaba un cedazo o colador sujetado por un esclavo por todo filtro.. Se dejaba reposar el vino hasta el momento de la expedición
Un pionero de la industria del vino en nuestro país fue Don Tiburcio Benegas
Gobernador de Mendoza como muchos otros bodegueros de la época (fines s. XIX) en un viaje a Francia queda impactado por el modelo vitivinícola francés que a través de cepas, maquinarias y técnicas implementó en la Argentina. Estaba absolutamente sguro que con cepas de calidad en un territorio apto se podrían obtener los mejores vinos al estilo francés.