El año 2016 presenta hasta el momento muchas similitudes con el 2015.
Nos encontramos con un año de invierno templado que en principio hacía pensar en un adelanto del ciclo vegetativo de la vid, y por tanto de la fecha de vendimia. Sin embargo, la primavera ha sido normal a nivel de temperaturas por lo que los viñedos van un poco adelantados pero no en exceso. El periodo estival se está singularizando por las altas
temperaturas, por encima de la media, lo que conlleva aspectos positivos y otros no tanto pero mitigables. Entre los primeros se encuentra el alto nivel de sanidad de los viñedos, sin ningún tipo de incidencia de enfermedades fúngicas como el oídio o el mildiu. Entre los aspectos
negativos, el adelanto del ciclo madurativo, que conlleva una peor
maduración de los compuestos nobles de las pepitas y los hollejos. No
obstante, este hecho está siendo mitigado por el efecto de las lluvias, que
se están produciendo en cantidades y fechas muy propicias.
En resumen, nos encontramos de momento ante un año de muy buena
sanidad y una más que estimable calidad. En todo caso, los meses de
septiembre y octubre poseen una enorme importancia en el resultado
final de la vendimia, y habrá que esperar hasta entonces para poder
confirmar los buenos augurios.