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redencion en la carcel en portugal

no deja de parecerme una curiosidad y una buena forma de aprender un ofico en la carcel…lo he insertado del elmundovino.elmundo.es pero investigare a cerca de los vinos que se producen en dicha carcel.
Uno de los vinos más premiados de Portugal, el tinto Pinheiro da Cruz, es elaborado por los reclusos del presidio de Pinheiro da Cruz, en la región del Alentejo, sur de Portugal. La cárcel, que tiene un régimen que permite a los presos cumplir parte de sus condenas trabajando en los viñedos cercanos, es considerada un modelo en su tipo porque además se da el lujo de producir uno de los mejores vinos portugueses, el tinto Pinheiro da Cruz.

«Está dulce, menos que el blanco, pero va a ser bueno»: racimo en boca, tijeras en mano João Manuel recibe al enólogo, que inspecciona la viña. Experto y preso están de acuerdo: la añada 2008 será buena en Ribatejo. Desde 1944, año de su instalación en una antigua finca vitícola a 70 kilómetros al nordeste de Lisboa, la prisión de Alcoentre (481 internos) explota sus 27 hectáreas de viñedos y elabora su propio vino, que gana muchos premios. João Manuel, hijo de un viticultor del norte, seis veces condenado, está en su séptima vendimia carcelaria.

«Ya estaba aquí entre 1996 y 2000, pero no me habían elegido para trabajar en la viña», dice. «He vuelto en 2001 y desde entonces sí que lo he hecho. Me gusta. Está bien eso de estar al aire libre». Cada mañana, el perímetro de viñas que hay que vendimiar es delimitado de manera estricta. Al borde viguilan cuatro guardas con un fusil en mano. Los demás se sitúan entre las filas. En total, son ocho para 50 0 60 presos, que se han presentado voluntarios. Este año, João Manuel está en la ‘brigada de las viñas’, de una veintena de hombres encvargados de mantener las parcelas y que luego participan en la vinificación hasta el etiquetado de las botellas.
«Tenemos muchos candidatos», afirma Jorge Gregorio, subdirector de la prisión. «Los escogemos en función de su tiempo de encarcelamiento, generalmente cuando han cumplido al menos un tercio de su pena, y también en función de su comportamiento y de su peligrosidad.
De los 85.000 litros de vino tinto y 25.000 de blanco qjue producen cada año, la gran mayoría sale como Vino de Mesa y las 10.000 botellas de Chão de Urze (DO Ribatejo) que se comefrcializan están lejos de satisfacer la demanda. El Chão de Urzeblanco 2007, «producido por el establecimiento penitenciario de Alcoentre», según indica la etiqueta, ha recibido el primer premio en el concurso de vinos oficial de Ribatejo, mientras que el tinto lograba la mención de honor. «Es un vino artesanal, sin intervención química ni mecánica alguna, y por ello absolutamente natural», explica en enólogo Francisco Cruz Ferreira, quien resalta las cualidades de suelo y clima pero también la conservación de procedimientos tradicionales hoy en desuso, gracias a una mano de obra numerosa y barata: 3,60 euros por día. «¡Desde luego que es mejor estar aquí que en una celda!», dice Luis, un urbanita «sin experiencia en las labores del campo» que ha venido a reforzar la brigada de la viña durante la campaña. «
Se gana un poco de dinero y el trabajo se toma en cuenta para lograr la libertad provisional». Los guardianes, formados en viticultura, intervienen esencialmente para dar instrucciones técnicas y pocas veces por cuestiones de seguridad, según su jefe. Gabriel Vaz, quien asegura que en cinco años nunca ha tenido «un problema serio».
Por su parte, Cassiano ya ha «hecho 12 años» en Alcoentre. Confirma: «Los chicos están contentos de vendimiar. Estamos juntos, fuera, charlamos y nos reímos».
Para los dos años que le quedan por cumplir, Cassiano disfruta de un régimen semiabierto, y por ello él es el encargado de transportar la uva de la viña, en tractor, hasta la ‘adega’, un conjunto de edificios centenarios, de un color blanco inmaculado, donde se hará y guardará el vino. El jefe de bodega, Rui Abreu, guardián en Alcoentre desde hace 20 años, vigila todas las operaciones. Desde hace un lustro este hijo y nieto de viticultores dirige la bodega con la ayuda de Manuel, un interno de 58 años, totalmente leal a «su guardián», del que dice que le ha «enseñado todo». Por la noche y los fines de semana, Manuel, que vive en la bodega, se encuientra «solo y tranquilo». Y, con el asentimiento de todos, el preso se convierte en guardián.
fuente»elmundovino»

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