Nacido en los primeros años del nuevo siglo, al fin de la primera década el tapón de vidrio contabiliza algunas adhesiones entre las bodegas del mundo. Indudablemente su elegante forma – que semeja a un delicado hongo de cristal – otorga cierta distinción a los vinos premium. Sin embargo la crisis de la industria no le permite aún una expansión explosiva.
Hace seis años atrás el tapón de vidrio se destacó en el mundo del diseño al obtener la medalla de oro en la Feria Internacional de Vino y Fruta – Intervitis Interfructa 2004 – realizada en Stuttgart, presentado por sus fabricantes bajo el nombre de Vino-Lok.
Fué un hito en la búsqueda de una alernativa al corcho, cuyo uso genera el «tricloroanisol», conocido en el ámbito de la vitivinicultura como TCA, o la enfermedad del corcho.
Este efecto no deseado del uso del tradicional cierre producto del alcornoque, genera anualmente un gasto ocasionado por un alto porcentaje de desperdicios en la industria vitivinícola y que, incluso, es soportado en muchos casos por el mismo consumidor que debe desechar en mas de una ocasión un vino «con gusto a corcho», y en un importante gasto en estudios sobre el tema. De este problema nació la tapa a rosca (scraw-cap) que fué mas incisiva en su penetración en el mercado, sobre todo en los vinos económicos, aunque la facilidad de su violación pareciera ser una limitante de importancia.
Hasta ese momento de la aparición del Vino-Lok (nació en el año 2002) nada era adecuado para el reemplazo del corcho, que a su inviolabilidad sumaba la tradición y los ritos clásicos que acompañan el disfrute de un buen vino.
Vino-Lok trajo en cambio elegancia, practicidad en la apertura y una adhesión similar al del corcho a la botella, por medio de una lámina de material inerte. Tiene una cubierta protectora de aluminio y puede asegurarse con un casquillo. Es tan fácil de abrir – luego de quitarse éste – como el mismo Scraw-Cap, nada mas que con el empleo de las manos. Puede ser reciclable.
«Para sus seguidores, es el futuro del tapón del vino», dice el columnista norteamericano Derrick Schneider.
Los vino austríacos y alemanes fueron los primeros en utilizar el Vino – Lok. Después, la cuasi moda avanzó hacia los viñedos de California y Australia. Uno de los argumentos principales para el uso del tapón de vidrio es la estética y la practicidad.
Pero (Ah, la historia entre la excelencia y lo posible!), llegó la crisis y mandaron los números: el costo de un tapón de vidrio es hoy para las bodegas de Estados Unidos, entre 50 ctv. y 1 dólar, sin contar otras adaptaciones del packaging. Tal vez no signifique mucho para un vino que cuesta mas de u$s 30, pero es mortal – sostiene el mismo Schneider – si se trata de un vino de u$s 10.
Pero además, no todos los cuellos de botellas que actualmente se utilizan pueden adaptarse al Vino-Lok, lo que obligaría a depender nada mas que de ciertos proveedores. Y, acaso, un segundo argumento de importancia surgiría de un problema enológico: de cualquier manera el vino siempre necesita de un trasvasamiento de oxígeno que solo el corcho puede asegurar.
Pareciera nomás que este invento – que se le atribuye a un médico alemán que vendió la idea a los fabricantes actuales del tapón de vidrio – deberá permanecer en el banco de prueba por un tiempo más prolongado. Hasta ahora, entonces, la tradición del corcho es indestructible.
Fuente: Ricardo Brizuela Director de Diario del Vino