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Todo lo que seguro que no sabes sobre el calimocho


¿Lo inventaron los vascos? ¿Se puede mezclar con otras bebidas o es un sacrilegio? Desgranamos esta bebida que, aunque siga estando mal vista en algunas partes, podría ser el nuevo ‘tinto de verano’


Cuando debatimos sobre quién se inventó la famosa mezcla, siempre salen defensores de la autoría vasca. Pero no es del todo cierto. Como ya comentamos hace poco con el tinto de verano, lo más probable es que la idea de mezclar vino con un refresco de cola la hayamos aprendido de los italianos, que a principios de siglo XX llegaron como inmigrantes a Nueva York y comenzaron a mezclar Chianti con cola para mantenerse despiertos y no excesivamente ebrios. El Chianti, es un vino de la Toscana que en aquel momento no tenía tanto renombre como ahora. En la época del Régimen, posiblemente los italianos trasladaran esa idea refrescante en la Segunda Guerra Mundial. Entonces, el calimocho empezó a beberse en España pero pasó sin pena ni gloria hasta la década de los setenta.

Comienza la década de los 70 y se empieza a hablar del ‘Rioja libre’ o ‘cubata obrero’, una combinación de vino Rioja con refresco de cola que, al parecer, se consumía en determinados círculos de La Rioja y Cantabria. Con ese nombre quizás tan poco comercial, es posible que no fuera a llegar a ningún lado, aunque en la actualidad todavía se le llama así en muchos lugares. Sería en aquellas fiestas de Puerto Viejo de Algorta de 1973 tal y como narra la cuadrilla Antzarrak, cuando se salvarían unas cuantas decenas de litros de vino picado gracias a la mezcla que, supuestamente, inventaron un par de jóvenes y que posteriormente patentó Coca Cola.

En la parte trasera de la txosna, (caseta de bar con barra en vasco) hicieron el milagro, «dos personas abriendo las botellas y arrojando el líquido a la bañera y otras dos, en cuclillas, recogiendo el líquido mezclado en botellas, que eran inmediatamente cerradas con corchos y puestas a refrescar entre hielos», relatan en el libro que editaron en 2001, ‘El invento del calimocho y anécdotas de las fiestas’. Y de ahí, a la eternidad.

Actualmente al calimocho se ha universalizado bastante. En Sudamérica, de hecho, el calimocho hace décadas que lo consumen, con sus variantes y, obviamente, con sus enemigos acérrimos. Y en cada lugar se le da su nombre, como ‘cascarudo’ en Argentina o ‘vino cortado’ en Uruguay. Aún recuerdo a Flor, una belleza chilena que tenía un fabuloso bar en Lavapiés en la calle Tres Cruces, que aseguraba que en su país se bebía bastante y lo hacía llamar ‘Tincola’; pero que en Madrid poca gente se lo había pedido. ¿Nos quitaremos ese estigma de encima?

Es una bebida que se puede tunear

El calimocho está a la orden del día aunque aún hay muchísimo detractor. Siempre se asocia su elaboración con el empleo de un vino malo o picado, porque así manda la tradición; pero esto es un error. Hacer un calimocho con vino malo o picado es elección de cada uno. Lo suyo es emplear un vino de mesa normal y luego el aderezo de cola que a uno más le convenga. Y aquí es cuando se lía parda entre los puristas, los menos puristas y, cómo no, los detractores de la pócima. Para gustos hay colores, pero bájense de sus altares y respeten los gustos de los demás que para eso vivimos en democracia.

Malabares con el vino se hacen cientos. De hecho, además del calimocho, existen otras mezclas fabulosas como el Pitilingorri, que es vino con naranja o el Txurrumuski, cuya mezcla es con refresco de limón y que muchos asocian con el tinto de verano con limón. En algunos lugares, el calimocho incluso se sirve con una cuarta parte de cerveza o un chorro de ginebra o ron. Aunque lo más común, y no explícitamente en el País Vasco, es el chorrito de licor de frutas para darle sabor.

En Madrid es imposible olvidar aquellos minis de calimocho que servía Manolo en el desaparecido ‘Nike’, en Chueca, con su licor de mora y su tintorro de bodega. Aunque Manolo también te lo servía con licor de melón o de melocotón, dependiendo del paladar dulzón de cada uno. De un modo u otro, aquel bar siempre estaba a reventar de gente y los vasos de calimocho volaban.

Ahora que el tinto de verano se ha puesto las pilas y el embotellado por fin está rico, ¿por qué no nos encontramos embotellado el calimocho en el súper, más aún sabiendo que la marca ha sido patentada por el gigante de los refrescos de cola? El caso es que preguntando y preguntando, muchos son los pamploneses que recuerdan la botella de Kulumutxu, con ese toro de ojos rojos en la etiqueta. También la cadenas de supermercados LIDL sacacaron una botella a la venta hace unos 5 años. Pero a día de hoy, imposible encontrarlos. Del mismo modo, os puedo asegurar que en algunos bares de Pamplona el que escribe vio hace años barras con grifos de calimocho, ¿aún existe eso? Un sinvivir.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/08/18/tentaciones/1471517734_474435.html

Autor: DAVID DÍAZ

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