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Uva blanca, la nueva fuente de la juventud

José Miguel Pía

Fuente: Susana Roldán – Diario de Cuyo
Una serie de compuestos antioxidantes, cuya sigla es OPC, se pudo extraer del orujo de uvas blancas. Los OPC previenen enfermedades y actúan contra los radicales libres.

La capacidad de proteger el corazón y beneficiar la salud, previniendo el envejecimiento, ya no es exclusiva del vino tinto: un grupo de investigadores sanjuaninos consiguió obtener las sustancias responsables de esta acción benéfica (cuya sigla es OPC) del orujo de uvas blancas. La novedad de la investigación es doble: por un lado, extiende a las uvas blancas la capacidad protectora de la salud humana y por el otro, concluye en que esta obtención puede ser muy rentable para la industria del sector.

La investigación, que duró varios años y ya está terminada para poder ser usada con fines comerciales, fue encarada por profesionales de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ y pasó por distintas etapas, hasta concluir con un subsidio nacional del programa Universidad y Desarrollo Local. Este subsidio fue utilizado para la compra de instrumental específico que permitió concluir la investigación y comprobar sus resultados.

La buena prensa de la que goza el vino tinto fue posible gracias a la llegada de la tecnología a la vitivinicultura, que permitió estudiar los compuestos complejos que lo forman. Así se supo que esta bebida es rica en resveratrol y OPC, es decir Oligómeros Procianidólicos (también llamados taninos), que actúan como un Superman de los antioxidantes: protegen el funcionamiento vascular, son protectores solares y contra las radiaciones ionizantes, tienen acción antihistamínica y anticancerígena y son anti-radicales libres, que son los causantes del envejecimiento.

La recomendación archirrepetida de que “tomar un vaso de vino tinto al día hace bien al corazón”, en boca de médicos y nutricionistas, instaló en el grupo de investigadores locales una idea: obtener los famosos OPC del orujo de uvas blancas, que es donde quedan los taninos no sometidos a vinificación. “Ya era sabido que el resveratrol y los OPC estaban en el vino tinto y en las uvas -dice José Miguel Pía, uno de los miembros del equipo investigador-, pero la novedad fue buscarlo en los orujos de uvas blancas. Así lo hicimos y obtuvimos que ambos compuestos están presentes, pero que mientras el resveratrol está más presente en el hollejo, los OPC están más en las semillas. El desafío fue tratar de extraerlos y demostrar qué tan rentable podía ser esta tarea”.

La investigación comenzó con la extracción de resveratrol, pero aunque fue exitosa, se llegó a la conclusión de que esto no era rentable. “Nuestro trabajo entonces dio un giro y nos abocamos a ver cómo podíamos extraer OPC y demostrar si esto era conveniente económicamente”, contó Pía.

El proceso no fue sencillo, pero en el camino tuvo su estímulo. Un subsidio de la Secretaría de Políticas Universitarias permitió seguir avanzando y a la luz de los resultados, empezaron a aparecer inversores interesados en utilizar esta tecnología con fines comerciales. “Los OPC son muy utilizados en cosmética y farmacopea. En publicaciones recientes, se ha descubierto su efecto positivo en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer”, contó el profesional.

Una sucesión de procesos de separación por tamizado, lavado y extracción, permite obtener por concentración OPC de las semillas y resveratrol del hollejo, además de tartrato de calcio, otro subproducto muy rentable.

“Obtener OPC no sólo es posible sino también rentable. Su uso está muy difundido a nivel mundial y ya hubo varios interesados en utilizar esta tecnología, por el beneficio económico que esto implicaría”, concluyó Pía.

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