Fuente: Brando
Con la excusa del medio ambiente, y al mejor estilo de las estaciones de servicio, una firma francesa desarrolló una red de expendedores de vino.
Si bien el rito del vino en botella y corcho hace rato que se dejó de lado, todavía resulta bastante llamativo la forma en que la industria recorre caminos llamativos para seguir siendo sustentable (tanto en lo que se refiere a su salud financiera como en lo relativo al medio ambiente). Ya no es ninguna novedad el vino con tapa a rosca (que si uno lo piensa 2 segundos y deja de lado sus prejuicios, es la practicidad en su máxima expresión) o las latas de vino, cual gaseosas. Tampoco tenemos que dejar de nombrar los innumerables avances en los envases de carton (conocidos también como Tetra-Brik) o las innumerables variantes en sabores (y no nos referimos sólo a las cepas): mezclado con jugos o con gas.
Sin embargo, ahora nos llega desde Francia (de dónde más podía ser) una innovación en la forma de vender el vino: a través de bombas. En algunos supermercados franceses ya se puede encontrar un prototipo creado por Astrid Terzian para comprar vino a granel. Casi como si fuera una estación de servicio, uno puede llevar un vaso, una botella o un bidón, llenarlo de vino y pagar sólo por lo que se carga.
El objetivo de esta propuesta es reducir la cantidad de residuos producidos por el packaging del vino y, al mismo tiempo, ampliar y facilitar las variantes de comercialización.
Dejando de lado los obvio chistes, ¿qué les parece semejante propuesta? ¿Tomarías vino desde un bidón? ¿Cómo lo «tomarán» los fanáticos del buen vivir? Contanos qué te pareció el expendedor de vino.