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“Vinos y tapas con Hitchcock”

Los enólogos Juan Enrique de Luis Bravo y Felipe Monje, propietario y director de las bodegas Monje, darán un repaso a alguno de los platos más exquisitos aparecidos en las películas del director británico
La segunda edición del Festival Internacional de Cine Gastronómico Ciudad de La Laguna (CineEsCena), que tendrá lugar del 26 de noviembre al 1 de diciembre, en coordinación con Bodegas Monje, ha organizado la actividad gastronómica “Vinos y tapas con Hitchcock”, que se desarrollará en el Convento
de Santo Domingo el día 27 de noviembre, a las 19:30 horas.

Las personas interesadas en asistir pueden adquirir sus entradas al precio de 12 euros llamado al teléfono 922585027 o entrando en la web www.bodegasmonje.com.
Los enólogos Juan Enrique de Luis Bravo y Felipe Monje, propietario y director de las bodegas Monje, darán un repaso a alguno de los platos más exquisitos aparecidos en las películas del director británico. Y mientras se disfruta de las imágenes ideadas por el realizador, los asistentes podrán deleitarse con unas
tapas recreadas a partir de las comidas aparecidas en los filmes, acompañadasde su correspondiente copa de vino.

Son muchos los estudios sobre el célebre director británico Alfred Hitchcock al que CineEsCena rinde homenaje en esta edición. Tal vez el más conocido de ellos sea el que recoge las conversaciones que el realizador mantuvo con François Truffaut durante varios días. De forma amena el lector se hace partícipe del diálogo planteado entre los dos directores y se va enterando, si es que no lo sabía ya, de las obsesiones, fijaciones y fantasmas del orondo autor británico. Largas conversaciones sobre la figura del villano, sobre las
persecuciones o los famosos “mcguffin”, pero algo se quedó en los cajones del olvido: la gastronomía.
Es curiosa la importancia que tiene la comida y la bebida en la filmografía de Hitchcock. En la mayor parte de sus películas está presente de una u otra forma y no sólo a modo de disculpa para situar la acción de una escena sino como motor de la misma o como una manera más de mostrar la necesaria información
que siempre quiso que tuviera el espectador para hacerlo partícipe de la historia. Si se estudia la obra maestra que es “La soga”, en toda la bibliografía escrita sobre ella se puede encontrar que formalmente se convirtió en todo un (torturante) experimento al intentar rodarla en un único plano secuencia (aunque
al final fueron cinco), pero en pocos textos se recordará que toda la acción gira en torno a una cena “celebrada” en honor a un cadáver. Un arcón situado en medio de una sala en el que se ha escondido el muerto se convierte, como si deuna sacrílega misa se tratara, en un altar en el que se sirve comida y bebida
mientras el resto de los invitados comen y bromean.

Si de verdad pensabas que Cine y Gastronomía “no cabían juntos en el mismo plato”, comprobarás que no sólo son dos placeres que deleitan de manera sublime, sino que ese disfrute puede ser aún mayor si van cogidos de la mano.

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