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El vino también entra por la vista

A las bodegas no les basta con elaborar un buen vino para situarse en el mercado. Ante la abundancia de oferta, tienen que saber también vender su producto. Para eso está el márquetin del vino.

El mercado del vino está cada vez más complicado. El número de zonas productoras y de bodegas sigue aumentando a pesar de que el consumo va hacia abajo por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores o por las medidas legislativas -como la que ha rebajado la tasa de alcohol permitida a los conductores- que repercuten en la venta de bebidas alcohólicas.

Así que los bodegueros y distribuidores buscan nuevas formas de llamar la atención, de distinguirse entre los miles de marcas que inundan los botelleros de tiendas y bares. Atrevidos diseños de botellas y de etiquetas y nombres curiosos pueden ser un banderín de enganche para nuevos consumidores, buscados sobre todo entre los sectores más jóvenes.

Una de las empresas aragonesas que más está destacando en los últimos meses es Lamarcawines, en la que José Marco -comercial con dilatada experiencia en este sector- y el enólogo Balbino Lacosta desarrollan un completo programa de acercamiento a los consumidores que incluye catas comentadas gratuitas en bares, catas maridadas y ‘taping and coping’, convocatorias en las que se combina el chateo de los vinos que comercializan con tapas y raciones.

Dos de los vinos de su catálogo que más se están difundiendo gracias a estas acciones son Cojón de gato y María de la O. El primero está elaborado en el Somontano y llama mucho la atención por su marca.
«Mucha gente nos pregunta por el origen de este nombre y hay que explicar que se trata de una variedad de uva autóctona del Somontano rescatada del olvido que se incluye en el coupage de este vino», señala José Marco. Algo similar ocurre con María de la O, un monovarietal de garnacha procedente de la zona de Vinos de la Tierra de Cinco Villas. Además de tener un nombre rompedor, estos vinos van en botellas muy sencillas, con unas llamativas etiquetas envolventes y sin cápsula, de forma que pueden verse sus coloridos tapones sintéticos.

Otro diseño de etiqueta que pega fuerte en el mercado es el de Lazaruswine, vino elaborado a partir del método sensorial del que están dotados algunos invidentes. Es una etiqueta envolvente que da protagonismo al lenguaje braille. Bien conocidas son entre los aficionados al mundo del vino las etiquetas de los Care, de Bodegas Añadas (D. O. Cariñena). Su última acción promocional fue regalar miles de caretas durante los últimos carnavales.

También destaca en el mercado el márquetin de los vinos de una bodega de joven vida, Prinur, de Cariñena. Sus caldos se comercializan en botellas de diseño muy especial y van vestidas con etiquetas que se identifican con el estilo con el que se visten los consumidores a los que van dirigidas. Los tapones de estos vinos son sintéticos y de colores.

En todos estos casos, el contenido de las botellas está a un buen nivel, por lo que los consumidores suelen repetir y se puede cumplir el objetivo de estas acciones promocionales.

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