La Comisión Europea obligará a partir del 31 de mayo a indicar en los etiquetados de las botellas de vino determinados componentes, como la albúmina o la caseína, que pueden causar alergias. La decisión, similar a la que en su día supuso la inclusión obligatoria de la leyenda ‘contiene sulfitos’, supondrá un nuevo coste para los elaboradores y se produce únicamente unos meses antes de la entrada en vigor de los nuevos etiquetados previstos por la Organización Común de Mercados (OCM) del Vino (que entran en vigor el 1 de agosto) e incluso de la normativa general de la propia Comisión sobre alimentos, que aún se está negociando.
Pedro Sáez Rojo, director general de Calidad Agroalimentaria del Gobierno de La Rioja, confirmó que los planes comunitarios parecen no tener marcha atrás y señaló que los esfuerzos deben centrarse en conseguir que las menciones puedan hacerse en un único idioma: «Es cierto que supone un costo añadido y que no es buen momento, ya que están pendientes los cambios de la OCM, pero la decisión viene de la Comisaría de Sanidad y no de la de Agricultura, con lo que parece difícil que se produzca una reconsideración». «Lo fundamental, por tanto, sería lograr que puedan indicarse en un único idioma para que los elaboradores no tengan que hacer una etiqueta específica para cada país en que vendan el vino».
Sáez Rojo recordó que «es un tema que negocia directamente el Ministerio y, nosotros al menos, no hemos recibido información directa, aunque sí sabemos que la Oficina Internacional de la Viña y el Vino (OIV) está investigando en la actualidad los posibles riesgos de los alérgenos en algunos consumidores, pero la CE no está dispuesta a esperar a los resultados como sería lo lógico».
El precedente de los sulfitos se convierte así en la mejor opción (entonces se consiguió que la indicación en inglés sirviera para todos los países) para complicar lo menos posible la vida a los elaboradores.