La bodega de Sardón de Duero y la prestigiosa productora de Aceites de Oliva Vírgenes Extra Premium de Jaén plantan olivos centenarios de la variedad picual en el paraje histórico “Prado del Aceite” de la finca Abadía Retuerta
La bodega cederá viñas de Pago Negralada y Pago Valdebellón y plantas del viñedo pre filoxérico centenario para ser plantadas en la finca que el grupo Castillo de Canena posee en Jaén
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La bodega Abadía Retuerta y la firma de Aceites de Oliva Virgen Extra Premium Castillo de Canena han llegado a un acuerdo de colaboración con un bonito proyecto socialmente responsable, dentro de su plan de política de medidas de respeto por el medio ambiente.Éste consiste en la plantación de olivos centenarios de la variedad picual, que datan de mediados del s. XIX, procedentes del Pago “La Condesa” del Grupo Castillo de Canena (ubicado en Jaén), en el emplazamiento histórico “Prado del Aceite” de la finca Abadía Retuerta. Del mismo modo, y tras esta jornada dedicada a la plantación de olivos centenarios, la bodega cederá cepas de viñas de sus pagos más emblemáticos, Pago Negralada y Pago Valdebellón, así como plantas del viñedo pre filoxérico del siglo XIX, para ser plantadas en la finca propiedad del Castillo de Canena en Jaén.La iniciativa tiene como finalidad compartir los “activos naturales” de ambas firmas para enriquecer y favorecer la biodiversidad y el paisaje de sus fincas. Esta actividad forma parte de las medidas de respeto al medio ambiente, el entorno y la recuperación de cultivos tradicionales que profesan las dos compañías desde hace tiempo.El acuerdo se enmarca dentro de sus respectivos programas de RSC entre dos de las empresas más reconocidas y punteras de España en sus respectivos sectores del vino y el aceite.Abadía Retuerta y Castillo de Canena comparten los mismos valores e intereses: elaboración de productos naturales y tradicionales, cultivo sostenible, respeto por el medio ambiente, búsqueda de la excelencia en la calidad, numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, y ambas disponen de edificios históricos declarados monumentos nacionales en 1931.La jornada ha contado con la participación de Francisco Vañó, director general de Castillo de Canena, Rosa Vañó, directora comercial y de marketing, ambos propietarios de la firma Castillo de Canena, y María Garrido, ingeniera agrónoma, encargada de supervisar la replantación. Además de Enrique Valero, director general de Abadía Retuerta, Ángel Anocíbar, director técnico, y Álvaro Pérez, director de marketing y comunicación. |
Sobre Abadía RetuertaLa bodega Abadía Retuerta (Sardón de Duero, Valladolid) elabora vinos desde 1996, pero ya en 1991 se plantó el primer viñedo, cuyos orígenes se remontan al siglo XII. La finca ocupa una superficie de 700 hectáreas, de las cuales sólo se han plantado de viña los mejores terroirs (suelos) distribuidos en pequeñas parcelas o pagos. Se han identificado un total de 54 pequeños pagos de características muy diferenciadas entre las que destaca la composición del suelo donde crece la viña. Cada uno está plantado con una única variedad. En total hay un 70% de Tempranillo, 10% de Cabernet Sauvignon y 10% de Syrah; el 10% restante se divide entre Merlot, Petit Verdot y algunas variedades de blanco que hasta la añada 2011 se elaboraban sólo de forma experimental.La bodega, concebida y diseñada por el enólogo francés Pascal Delbeck, y consolidada por el actual viticultor y enólogo Ángel Anocíbar, es una de las más innovadoras y tecnológicamente avanzadas de Europa. Fue de las primeras instalaciones en España en apostar por el movimiento del vino sólo por gravedad, destacando su sistema de depósitos elevados con grúas o un sistema patentado propio para la extracción del vino. |
Sobre Castillo de Canena Con una historia olivarera que arranca en 1780 y partiendo del cuidado de sus propios olivos de variedad picual, arbequina y royal, la familia Vañó controla personalmente todo el proceso de elaboración de sus aceites de oliva virgen extra hasta que llegan al punto de venta.La compañía, que toma el nombre del castillo familiar que se alza en la loma del municipio de Canena (Jaén), tiene un respeto escrupuloso por el medio ambiente.Sus olivares están enclavados en el Valle del Alto Guadalquivir, entre las Sierras de Cazorla y Mágina, y conforman una bella finca de regadío de la que recolectan las aceitunas con las que se elabora el aceite virgen extra de la más alta calidad de variedades clásicas como Picual, Arbequina y Royal. Para la elaboración de sus preciados aceites extra vírgenes, Castillo de Canena se basa en la agricultura de precisión.Así, de forma científica y utilizando la tecnología más moderna, la compañía comprueba –en tiempo real- la situación fisiológica de sus olivos y sus diferentes necesidades durante todas las estaciones. Además, la agricultura de precisión les permite determinar el día exacto de comienzo de la cosecha de cada varietal.Como empresa socialmente responsable, tienen un fuerte compromiso con el cuidado del medio ambiente. Esta vinculación con el desarrollo sostenible se materializa principalmente con plantas de energía fotovoltaica, una cubierta vegetal en toda la explotación que reduce la erosión del terreno y preserva la vegetación herbácea autóctona, y la utilización de los restos de poda en biomasa como combustible ecológico no contaminante, además de apostar decididamente por el desarrollo de la agricultura ecológica y biodinámica.En la actualidad, la empresa está presente en más de 50 países, como Reino Unido, Alemania, Rusia, EE.UU., Japón, China, Emiratos Árabes Unidos, México y Perú, entre otros; en los que sus aceites extra vírgenes han sido reconocidos con más de 150 galardones nacionales e internacionales.Ante esta nueva apuesta por la sostenibilidad y el fomento de la biodiversidad, los hermanos Vañó afirman que: “Para nosotros es un día muy feliz. Somos dos compañías que compartimos filosofías de trabajo, credos corporativos comunes y que estamos vinculados muy estrechamente al territorio y a la agricultura. Nuestros valores en relación con la responsabilidad Social forman parte de nuestro ADN societario, por eso este acto de fraternal intercambio de nuestro bien más preciado, olivos y plantas de viñedo, lo consideramos como el inicio de una estrecha relación entre ambas compañías.” |