La unión es la fuerza. Aquel lema inscrito en las monedas bolivianas parece haber inspirado a los bodegueros de Tarija para trabajar conjuntamente en el logro de objetivos comunes que generen beneficios para todos los que de una u otra manera, están involucrados en lo que es hoy la zona productora vitivinícola más importante del país. El fruto más reciente de este trabajo es el nacimiento de la marca Vinos de Bolivia, un sello que distinguirá a la producción de vinos en Bolivia como una experiencia integral de altura, una iniciativa pocas veces vista en nuestro medio.
Aunque con una reconocida herencia y tradición de producción vitivinícola, Tarija desarrollo un mercado de consumo de vinos muy definido por sus límites geográficos. En la mesa y las fiestas tarijeñas no podía faltar ni una guitarra ni una botella de vino, ingredientes esenciales de la personalidad del chapaco. Pero estas costumbres se quedaron aisladas en los valles del sur. Es así que surgió el reto de llevar toda la mística y cultura del vino al resto del país, para que todos los bolivianos puedan disfrutar de la experiencia de compartir un vino boliviano.
El punto de partida fue el diseño de una estrategia de posicionamiento público de la marca Vinos de Bolivia, para lo cual se realizó un estudio de percepciones a nivel nacional acerca del consumo de bebidas alcohólicas y la imagen del vino entre los bolivianos. El resultado: el vino aprueba con nota sobresaliente; es percibida como una bebida con el mejor sabor y calidad en comparación con las otras bebidas alcohólicas.
El vino es la bebida que tiene una de las mejores percepciones en la mente de los bolivianos, aunque a la hora de consumir, por hábitos, facilidad de acceso o los tipos de momentos en los que se comparten, eligen otras bebidas que no cumplen todas las exigencias del consumidor. Las bases para el posicionamiento estaban cimentadas, eran fuertes y estables; el próximo paso era construir sobre esas bases el posicionamiento tal como un edificio, donde cada uno de los pisos sea un atributo de calidad del vino boliviano.
Es así que surge como objetivo general del posicionamiento, que el vino boliviano sea el núcleo en el que se estructuren momentos de encuentro entre las relaciones más cercanas, haciendo más especiales estos momentos de interacción y donde el consumo de bebidas sea responsable, convirtiendo a este encuentro en una experiencia de Altura, en más de un sentido: porque es un vino producido con uvas cultivadas a más de 1600 msnm, tiene una alta calidad y los consumidores tienen una cultura del vino más alta.
Con el posicionamiento ya definido se procedió al diseño de la identidad de la marca “Vinos de Bolivia”, para lo cual se tomaron los atributos propios del producto, y que fueron identificados en la encuesta de percepciones. Las tres copas juntas suponen un momento para compartir, ya sea entre amigos, con la pareja o la familia, es decir una experiencia sociable y a la vez intimista, cercana. El contorno líquido dentro de las copas reflejan los cerros propios de los valles del sur, un atributo de “altura”. Y por último los colores rojo, amarillo y verde se pueden identificar inmediatamente como un producto de Bolivia.
Uno de los pilares más fuertes para la implementación de la estrategia es promover y desarrollar la cultura del vino en los bolivianos a través de campañas educativas que a larga repercutan en un consumo durante mayores ocasiones cotidianas, pero que el mismo sea también controlado, esto se logrará a través de la difusión de materiales que eduquen a la población sobre las cualidades del vino en beneficio a la salud, recetarios, cartas de maridaje, manuales de consumo y promoviendo el consumo responsable.
El resultado de este trabajo se verá reflejado en estas fiestas, cuando los bolivianos nos regalemos algo nuestro: un vino boliviano y que en cada una de las mesas esté presente una botella de vino de altura, convirtiendo a este evento en una experiencia de Altura.
Fuente: Programa de Fortalecimiento al Complejo de Uvas, Vino y Singanis