LA ETIQUETA
La etiqueta es el carnet de identidad del vino en la que se detallan sus características personales y los aspectos de índole legal que la afectan. Es también su tarjeta de presentación, hasta el punto de que un diseño armónico, correcto y bien acabado puede llegar a vender más botellas que el propio vino que representa. La etiqueta refleja la marca distintiva del vino (los españoles demuestran preferencia por los títulos de nobleza, como los franceses lo hacen por los «chateaux»), el registro embotellador, grado alcohólico, volumen contenido, identificación y localización de la bodega, denominación de origen y los registros de sanidad y de exportación, estando expresamente prohibido el que la etiqueta incluya cualquier dato que induzca a equivocación.
EL AÑO DE COSECHA
Indica el año en que se efectuó la vendimia. La razón fundamental de su presencia es asegurar que ese vino es diferente a otros en función de las circunstancias climatológicas que sufrió el viñedo. Aunque en España ya es corriente que esté reseñada la fecha en la etiqueta, y a pesar de que en un gran número de casos debe cuestionarse la veracidad de la añada declarada, en Rioja y otras denominaciones de origen es fiable, ya que desde 1980 se realizan con rigor controles exhaustivos. Prácticas de mezcla de vino de diferentes cosechas, unidas al hecho de una climatología relativamente homogénea en años consecutivos en nuestro país, contribuyen a que no puedan apreciarse enormes diferencias entre las cosechas de distintos años.
LA CONTRAETIQUETA
La contraetiqueta es el sello oficial del Consejo de la Denominación de Origen respectivo y su garantía de origen. La contraetiqueta informa además del envejecimiento que ha experimentado el vino con las palabras Crianza, Reserva y Gran Reserva. Desde 1980 es obligatorio que en los vinos de añada aparezca la fecha de cosecha, pero si el vino no es de crianza, puede figurar la frase «garantía de origen» para señalar su procedencia dejando con ello constancia de que no ha sido sometido a proceso de envejecimiento en barricas.
TIPOS DE BOTELLAS
Actualmente en España se utilizan tres tipos de botellas que Francia adoptó para distinguir unas zonas vinícolas de otras. El modelo más extendido es el de la botella bordelesa, cilíndrica y alta, en sus dos variantes: la corta y la larga, que con sus tres centímetros más es la auténtica botella de Burdeos. El segundo tipo es la botella de Borgoña, la más antigua, ancha y corta, y el tercero es el envase del Rhin (su origen es alsaciano-germánico de las zonas ribereñas del Rhin), más delgado y alto, que se utiliza generalmente para los blancos y rosados.
LA CÁPSULA
La cápsula es la envoltura que cubre el gollete de la botella y tiene la misión fundamental de garantizar que el vino no ha sido descorchado con anterioridad. El plomo es el material más clásico (antes lo fue el lacre), aunque últimamente tiende a ser sustituido por materiales más inocuos como el estaño o el plástico, para evitar su posible toxicidad.
EL TAPÓN
El tapón del vino normalmente es de corcho, que es el material más noble, resistente y elástico encontrado hasta la fecha. Su longitud puede variar, desde los 44 milímetros hasta los 50 del corcho bordelés. El olor a corcho que encontramos en ocasiones en los vinos no está motivado por la naturaleza del propio corcho, sino por los mohos y bacterias que se depositan en él. Por otra parte, los diferentes grados de porosidad del material pueden propiciar la entrada de oxígeno en la botella y, por consiguiente, que el vino se deteriore, aunque esto no ocurre a menudo.