Salamanca, 16 abril 2024.- El cambio climático y su repercusión en el viñedo de Castilla y León en
el presente y el futuro ha centralizado la mayoría de los debates que han tenido lugar en esta
primera jornada del congreso Duero Wine Fest que se está celebrando en Salamanca.
Prácticamente ha habido unanimidad en las intervenciones de todos los expertos: el calentamiento
global es ahora mismo el mayor reto al que se enfrenta la viticultura y puede llegar a afectar
incluso a la identidad y tipicidad de las uvas que se han producido históricamente en las distintas
regiones vitivinícolas de Castilla y León.
Introducir cambios en los sistemas de conducción o las podas, plantar viñas en terrenos más
elevados y seleccionados según su capacidad de retención hídrica, utilizar el riego o aplicar
sistemas de sombreado a las viñas, han sido algunas de las propuestas lanzadas por los expertos
participantes en las ponencias, si bien matizando que deben estar adaptadas a las características de
cada zona vitivinícola, como expuso el catedrático de Viticultura Vicente Sotés, “soluciones locales
para un problema global”. De ahí la importancia de conocer la biodiversidad de cada territorio,
como apuntó Antonio Graça, director de investigación y desarrollo de Sographe Vinos.
El Master of Wine Tim Atkin, gran conocedor de la Ribera del Duero, señaló en su conferencia
inaugural la posibilidad de que los vinos elaborados con la variedad reina de esta denominación de
origen, la Tempranillo, alcance niveles de alcohol demasiado elevados y acideces bajas, en contra
de la tendencia actual del mercado. Por ello se mostró partidario de que la DO se plantee introducir
nuevas variedades, mezclas hasta ahora no permitidas y plantar en terrenos más elevados.
Altitud del viñedo
La altitud del viñedo fue un aspecto ampliamente debatido en las distintas ponencias del Duero
Wine Fest. Con expertos muy partidarios y otros matizando esa búsqueda de altitud, advirtiendo
que se tiene que tener también muy en cuenta la orografía del terreno o los tipos de suelos.
Otras intervenciones interesantes fueron las de Enrique García-Escudero, vicedirector del Instituto
de Ciencias de la Vid y del Vino y Almudena lberca o Álvaro Ribalta, ambos Master of Wine,
quienes desgranaron justo al investigador Jesús Yuste los pros y los contras de la clasificación
actual de viñedos y vinos en Castilla y León y el reto de cómo afrontarla en el futuro.
Almudena Alberca invitó a adecuar las normativas y si es necesario, cambiar las regulaciones
actuales para alinear las clasificaciones de vinos con la transición climática que se está
viviendo.“Estamos introduciendo clasificaciones de vino de parcela, tenemos la de crianza, reserva
y a lo mejor no están alineadas con esa transición climática”, ha señalado.
En general se mostraron partidarios de realizar clasificaciones partiendo de un contexto histórico e
identitario, teniendo en cuenta los parámetros de viticultura y enología, pero también el mercado,
para que las pueda entender y recordar y siempre procurando respetar la identidad y tipicidad de
los vinos.
El vino, un producto natural
Aunque fue el prestigioso historiador Felipe Fernández-Armesto, catedrático de Historia Mundial y
mbiental del Queen Mary College de la Universidad de Londres el que puso el foco en la
importancia de la evolución del consumo a través de una ponencia dedicada a analizar el vino en la
alimentación a través de la historia. “Si no beben vino los más jóvenes, da igual lo que pase con el
cambio climático”, sentenció Armesto, haciendo hincapié en que el vino es un producto natural y
que el consumo de frutas fermentadas para obtener alcohol y disfrutar de sus efectos psicóticos
está en los orígenes del ser humano, e incluso en sus antecesores, los simios, y no es fruto de una
evolución cultural.
Grandes Vinos de Castilla y León
En la Comunidad están reconocidas dieciséis denominaciones de origen protegidas (D.O.P.): Arlanza,
Arribes, Bierzo, Cigales, Ribera del Duero, Rueda, León, Tierra del Vino de Zamora, Toro, Cebreros,
Valtiendas, Valles de Benavente, Sierra de Salamanca, más los tres vinos de pago (Abadía Retuerta,
Dehesa Peñalba y Urueña). Además, existe una Indicación Geográfica Protegida (I.G.P.): Vino de la Tierra
de Castilla y León.
El objetivo principal del Congreso Internacional «Duero Wine» es valorizar la cuenca hidrográfica del río
Duero como un territorio singular, sustento de vinos de calidad con personalidades diferentes, sabores
dispares, a los que se suman los vinos del Bierzo, dotados de su característica atlanticidad, y las
singularidades de Sierra de Salamanca y Cebreros. De este modo, el congreso viene a complementar el
esfuerzo realizado por las Denominaciones de Origen vitivinícolas y la Indicación Geográfica de Castilla y
León, con el propósito de incrementar el posicionamiento nacional e internacional de esta Comunidad
como región productora de grandes vinos.
El sector vitivinícola de Castilla y León
El sector vitivinícola, con casi 82.000 ha de viñedo y unas 750 bodegas, es uno de los pilares de la
economía de Castilla y León, con una facturación que supera los mil millones de euros. Contribuye al
3,1% del PIB regional y ayuda a mantener un 3,8% del empleo (unos 33.000 trabajadores, entre empleos
directos e indirectos), la mayoría en el medio rural y dedicados a un negocio con arraigo sin posibilidad de
deslocalización. En conjunto, se trata de un sector estratégico y, precisamente, esta capacidad de
generar actividad en el medio rural, lo convierte en una herramienta eficaz para luchar contra el reto
demográfico.