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El rosado y el verano: una alianza natural

MUNDOVINO.NET — Verano 2025
Por Redacción MundoVino

Cuando el termómetro se eleva y los días se alargan, hay un vino que resurge con fuerza y elegancia en las mesas, terrazas y jardines: el rosado. Ligero, fresco y versátil, este estilo de vino ha conquistado al público más allá de su papel estacional, pero es, sin duda, en los meses cálidos cuando vive su momento de gloria.

Un rosado no es un vino menor

Durante años, el vino rosado arrastró ciertos prejuicios: se lo consideraba un vino «fácil», casi decorativo, o una transición entre el blanco y el tinto. Nada más lejos de la realidad. Hoy, bodegas de todo el mundo —y especialmente de España— han demostrado que el rosado puede ser complejo, gastronómico y, en algunos casos, digno de guarda.

En verano, su acidez refrescante, su ligereza y su capacidad para maridar desde ensaladas hasta pescados a la brasa o arroces de mar hacen del rosado el aliado perfecto. ¿Y cuál es la tierra que mejor lo representa en España? La respuesta no admite muchas dudas.

Navarra: la gran embajadora del rosado

Hablar de rosado en España es hablar de Navarra. Esta Denominación de Origen ha convertido al rosado en una de sus señas de identidad. Y no solo en términos de volumen, sino de calidad y tipicidad.

El rosado navarro, elaborado principalmente a partir de Garnacha, destaca por su color vivo (salmón o fresa), sus aromas limpios a frutas rojas y una boca fresca, seca y sabrosa. Lo que lo distingue especialmente es el uso tradicional del sangrado: una técnica que consiste en extraer el mosto por gravedad tras un breve contacto con los hollejos, lo que aporta estructura y personalidad sin perder frescura.

A diferencia de algunos estilos internacionales más dulzones o neutros, el rosado navarro mantiene carácter, tiene identidad y se presta tanto al aperitivo como a platos más elaborados.

Una DO que no se queda en lo clásico

Aunque el rosado sigue siendo la punta de lanza, la DO Navarra ha sabido reinventarse. Hoy encontramos elaboraciones más modernas, incluso rosados fermentados en barrica o de parcelas concretas. Bodegas como Chivite, Otazu, Inurrieta, Ochoa o Viña Zorzal han marcado una nueva etapa para el rosado navarro, elevándolo al nivel de los mejores rosés internacionales.

El verano, servido en copa

El rosado es más que un color. Es una actitud. En verano, cuando la comida se aligera y la vida se traslada al aire libre, una copa de rosado navarro bien frío es casi una necesidad. No solo refresca, sino que invita a compartir, a conversar, a vivir sin prisas.

Y si es de Navarra, mejor. Porque aquí, el rosado no es una moda pasajera, sino una tradición viva.