De los milagros bíblicos más recordados en el Cristianismo es cuando Jesús convirtió el agua en vino. Esta transformación de los materiales es algo que los científicos llevan siglos intentando conseguir -ahí tenemos la Alquimia y su intento de transformar el plomo en oro-, pero lo que hace 500 años nos hubiese llevado directos a la hoguera por brujería, hoy se le llama Ciencia, la misma que está detrás del vaso mágico que convierte el agua en vino. Porque existe.
Hack a nuestros sentidos
Unos investigadores de la Universidad de Singapur han conseguido diseñar lo que a simple vista parece un vaso tradicional de cocktail sobre una peana impresa en 3D que parece sacado de una escena de bar futurista. Llamado Vocktail por sus creadores, este vaso es capaz de conseguir milagros tales como llenarlo de agua y que al beber nos sepa a vino, a un gin-tonic, a cerveza o a un refresco. ¿Brujería? Pues sí, brujería tecnológica, ya que la clave está precisamente en la gran tecnología que este vocktail oculta precisamente en la llamativa peana y que se puede dividir en tres apartados: Olor, Gusto y Vista.
Olfato: Para empezar, el vaso tiene en la peana tres zonas que alojan cartuchos de esencia y tres micro-bombas de aire que hacen subir el olor del cartucho a la copa en sí donde está el agua. Este proceso lanza moléculas de olor que ya nos hacen cambiar la percepción aromática del líquido y por tanto ya no pensamos que es agua, ya que si olemos una esencia de limón enseguida pensaremos en una limonada, o una Fanta de limón si el agua tiene gas.
– Gusto: En el borde del cristal hay dos tiras de electrodos que es la zona por donde debemos beber. Cuando estas tiras están en contacto directamente con nuestra lengua, le envían impulsos eléctricos que estimulan el sentido del gusto, y por lo tanto el agua deja de saber a agua aunque siga siendo H2o directa del grifo. A 180 microamperios, el sabor será agrio, y bajando a 80 ó 40 microamperios, el sabor será más y más amargo.
– Vista: Tras hackear nuestro sentido del gusto y del olfato, toca el de la vista. Y para que no veamos un líquido incoloro, el Vocktail incorpora hasta un LED en el fondo que cambia de color, y viendo que el líquido es rojo oscuro, la mente es más proclive a pensar que estamos bebiendo una copa de vino tinto.
Lo mejor de todo es que la copa se maneja con una app del móvil, así que en cualquier momento podemos pasar de beber limonada a vino tinto, cerveza, un mojito con sabor a chocolate, etc… Ya que con añadir agua con gas o algún tipo de alcohol consumible neutro, el Vocktail puede engañar a nuestros sentidos. Lo malo es que de momento no está a la venta. Pero sin duda que esto es el típico invento claramente plausible para los bares de un futuro a medio plazo.
Fuente:
https://as.com/betech/2017/11/24/portada/1511524363_100804.html
Autor:
César Otero