Fundada en 1994 por Didier Belondrade que se enamoró de la meseta castellana, de su clima extremo, de sus complejos suelos, pero sobre todo de la variedad autóctona de Rueda: el verdejo. Decidió dejar atrás su vida de ejecutivo parisino y vivir su sueño. Con la idea de crear un “château” en España, decidió buscar otra interpretación del verdejo, expresando longevidad y elegancia. En el año 2000 Didier decide materializar su proyecto con la construcción de su nueva bodega en el pueblo de La Seca (Valladolid), a pocos kilómetros del río Duero. La finca Quinta San Diego creció de manera constante, obteniendo en 2010 la certificación orgánica. A la fecha, se compone de 23 parcelas que presentan diferencias en cuanto a edad, composición de suelos (arcilla, arena, cantos rodados, caliza), orientación, densidad de plantación y sistemas de poda.
Estas diferencias aportan una personalidad única a cada parcela que se vendimian manualmente y se vinifican por separado para expresar todo el potencial de cada una a través de largas crianzas.
- ¿Estabais preparados para enfrentaros a una crisis así?
Ninguna empresa estaba preparada para los altibajos que ha supuesto la pandemia, pero podemos decir que no nos ha cogido desarmados o desprevenidos. La empresa tiene unas bases muy sólidas sobre las que se ha constituido un equipo muy cualificado. La demanda no ha dejado de crecer en los últimos años y los vinos de BELONDRADE están mejor posicionados que nunca. Hemos entendido esta crisis como una oportunidad para la digitalización.
- Que medidas habéis tomado en vuestra bodega para enfrentaros a la pandemia
En primer lugar, nunca hemos contemplado la posibilidad de hacer un ERTE y hemos querido trasmitírselo a todo el equipo. Durante los primeros coletazos de la pandemia en el mes de marzo, pasamos varias semanas sin servir un pedido por lo que optamos por reorganizar el trabajo, poniendo a todo el equipo de bodega a podar. Según se fueron estabilizando las cosas, diseñamos una serie de protocolos, para la bodega, las oficinas y el viñedo. Las personas de riesgo cuyos puestos así lo permitían teletrabajaron hasta que pudimos asegurar una vuelta a sus puestos con total seguridad. Se instalaron mamparas para separar las zonas de trabajo y se compraron generadores de ozono, haciendo de la limpieza y la desinfección una tarea común.
En lo que respecta la parte comercial, hemos querido acercarnos más a nuestros clientes con una mayor presencia en la red. La reactivación de nuestra boutique buscando una sintonía con nuestra distribución ha supuesto una propuesta de valor muy interesante para BELONDRADE, ofreciendo formatos y añadas que no estaban disponibles en el mercado. Por otro lado, la dinamización de nuestro programa de fidelidad Les Amis ha sido todo un éxito.
- Medidas en las catas además de en el enoturismo
BELONDRADE es una estructura familiar que no consta de un departamento de enoturismo. Recibimos únicamente visitas de forma puntual y excepcional, como pueden ser distribuidores, periodistas, sommeliers y algunos clientes. Desde el mes de marzo tomamos la decisión de no recibir a nadie más hasta nueva orden (ver protocolo en la página web) para proteger al equipo y sus familias.
En lo que respecta las catas, tomamos la difícil decisión de dejar de acudir a los eventos multitudinarios, apostando en su lugar por una mayor presencia digital. Las presentaciones de añada a las que estábamos acostumbrados fueron reemplazadas por ponencias por Zoom/Skype que han resultado ser una alternativa con credenciales!
- ¿Las medidas del gobierno creéis que son suficientes o escasas en el sector?
Desafortunadamente, creemos que las medidas no son suficientes, pero no porque no haya un interés real por parte del gobierno, sino por la amplitud de la cuestión. Son muy pocos los sectores que no se han visto afectados por esta situación y algunas empresas que ya tenían la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas han tenido que cerrar definitivamente.
En el caso del sector vitivinícola, aquel que dependía de la hostelería, ofreciendo un producto que se desmarcara únicamente por el precio ha pagado mucho más caro esta pandemia que una bodega digitalizada, con presencia en varios canales y una marca reconocida.
Hay sectores claves para la economía española que actúan como órganos vitales, es el caso de la hostelería, por ejemplo, de la que depende en gran proporción el sector del vino y que ha sido uno de los grandes damnificados. Las ayudas que se diseñen tienen que centrarse y beneficiar a aquellos que ofrezcan garantías de poder sobrevivir en un entorno que se prevé distinto al que conocíamos.
- ¿Conclusión, ¿cómo creéis que será el consumidor del vino tras la pandemia?
No hay mal que por bien no venga y los datos están demostrando que, aunque el consumo de vino per cápita en España siga disminuyendo, cambia el ámbito en el que se hace y aumenta el gasto. Por lo tanto, podemos concluir que el consumidor final es cada vez más entendido, sabe lo que quiere beber y cuando antes bebía vino casi exclusivamente fuera de casa, lo hace ahora en el hogar. Esto beneficiará a los pequeños productores de vinos singulares y ayudará a que España se posicione por fin como uno de lo grandes productores mundiales de vinos de calidad.