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Javier San Pedro: “Nuestro máximo objetivo es llevar la fruta a la botella”

Los vinos de la bodega Vallobera ganan adeptos por su apuesta por la calidad y por sus elaboraciones en las que se lleva a la botella toda la carga frutal que aportan sus uvas
Javier San PedroJavier San Pedro fundador de Bodegas Vallobera

Gastronomía, cultura y vino, la visita a la Rioja Alavesa no estará completa sin una visita a Laguardia, reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España y punto de encuentro de la tradición y la modernidad en la elaboración del vino. En esta pequeña población llena de encanto encontramos grandes bodegas ubicadas en edificios modernistas junto a otras de corte familiar en las que la tradición ha marcado el cultivo y la elaboración de sus vinos. Aquí el turismo del vino se acompasa de forma natural entre las grandes y las pequeñas bodegas y la arquitectura moderna convive naturalmente con las cavas de varios siglos de antigüedad.

Aquí es donde bodegas pequeñas y familiares como Bodegas Valloberaacomodan la modernidad de los procesos de elaboración con el respecto a la viticultura más tradicional a lo largo de sus algo más de dos décadas de historia. Más de 25 años lleva la familia San Pedro embotellando unos vinos en los que la apuesta por la calidad ha estado presente desde el principio. Una apuesta que les ha llevado a desarrollar una amplia gama de elaboraciones que van desde los vinos jóvenes a los crianza, pasando por los vinos de autor e incluso los semidulces que tan buenos resultados les ha dado en el mercado.

MIMANDO EL VIÑEDO

El responsable de la bodega, Javier San Pedro, es consciente de que uno de elementos que le ha permitido hacerse un hueco en el mercado es su apuesta por la diferenciación, elaborando vinos que se diferencian de otros de La Rioja por su carga frutal. «Nuestro máximo objetivo es llevar a la botella la fruta que aportan nuestras uvas, sin perder nada en el camino», explica. Todos sus vinos se elaboran a partir de 14 fincas al pie de la Sierra de Cantabria en las que el cuidado minucioso de las vides es fundamental para obtener el mejor fruto en cada cosecha. «Nuestra filosofía es la tierra, cuidar y conocer perfectamente el viñedo y llevar su máxima expresión a la botella, explica Javier San Pedro, descendiente de viticultores, que funda Bodegas Vallobera junto a Ana Ortega en 1990, siendo el primero de la familia San Pedro en embotellar sus vinos.

Una bodega en la que el santo y seña es su VALLOBERA crianza, un vino que situó a la bodega en mercado y que se comenzó elaborando a partir del viñedo del mismo nombre y que, a medida que la bodega ha ido creciendo en ventas se le han ido aportando a este vino viñedos que son aptos, por edad, orientación, producción y altitud. Junto a él encontramos el Finca Vallobera, un vino elegante, sensual, poderoso y muy frutal, la niña de los ojos de Javier; Terran de Vallobera, elaborado a partir de un viñedo viejo casi 700 m de altitud, poderoso, contundente, con concentración de aromas, sabores y color, con una producción de 4500 botellas y la Colección Familiar, un vino especial, elegante, del que se elaboran tan solo 4 barricas y solo los años que pasan la cata de todo el equipo.

SEMIDULCE DE AUTOR

Pero como no solo de tintos viven los vinos de la Rioja Alavesa en Vallobera nos sorprenden con dos blancos: El Marido de mi amiga, un semidulce conseguido de forma natural a partir del azúcar de los tres tipos de uva que intervienen en su creación, tempranillo blanco, sauvignon blanc y malvasía y un monovarietal de viura, Caudalia, elaborado a partir de la uva de un viñedo viejo, en barricas de 500 litros del que se obtienen tan solo 6 barricas, 4500 botellas de producción y venta con un año de antelación y que representan la máxima expresión de la viura elaborada en madera. Ambos vinos han dado alegrías a esta bodega que siempre ha estado muy pendiente de lo que el consumidor demanda. «Nuestra gama de vinos fue creciendo porque nuestros clientes siempre nos demandaban MÁS. Nuestro viñedo maduraba, nosotros madurábamos y nuestros vinos también, consiguiendo estar valorados por prensa especializada, distribución y cliente final como vinos elegantes, con potencia, y sobre todo con mucha, muchísima fruta», explica el responsable de la bodega, que anuncia que están trabajando en un cambio de imagen para su buque insignia, el Vallobera crianza, buscando una etiqueta más limpia que transmita más al consumidor.

UNA EVOLUCIÓN ACOMPASADA

Actualmente la bodega produce en torno al millón y medio de botellas de las que el 65% se destina a la exportación, principalmente a Estados Unidos y Europa, y 35% al mercado nacional, donde son conscientes de que están obteniendo mayor aceptación a medida que crece la demanda de vinos en los que están más presentes las variedades y menos la crianza

Esta filosofía de trabajo y la evolución acompasada de viñedo y bodega les ha permitido crecer a lo largo de estos años, pasando del embotellado inicial de vinos jóvenes a elaboraciones más complejas, crianzas que sacan lo mejor de la tierra cada año, atendiendo a las características especiales que le aporta a los viñedos la Sierra de Cantabria, fundamentalmente un contraste  térmico de la noche al día importante que producen un hollejo más grueso en el fruto y por lo tanto más carga tánica y  frutal en las uvas, características que se trasladan al consumidor en cada uno de los vinos de Vallobera bajo el mismo patrón:  fruta, fruta y más fruta.

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