La huella de carbono es una metodología de concientización que pretende evaluar cuántas emisiones de gases de efecto invernadero son liberadas en la actividad de comercialización de un producto.
Algunas de las razones del cambio climático y el calentamiento global, son los efectos que producen la emisión de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y en especial del CO2. Hoy, casi todas las actividades que se llevan a cabo en la producción o en la vida diaria, implican consumo de energía.
La huella de carbono es una metodología de concientización para todos los productores y empresarios del mundo que pretende evaluar cuántas emisiones GEI, medidas en emisiones de CO2, son liberadas a la atmósfera en la actividad de comercialización de un producto. Este análisis abarca todo el ciclo de vida, desde la materia prima hasta su gestión como residuo. Una vez contemplado el proceso, cada uno de los productos tiene su medida y aquellos que poseen una huella de carbono alta se denominan «carbon full print».
En el mundo, muchos importadores de alimentos (como Tesco en Reino Unido) están comenzando a exigir que los productos tengan la huella de carbono.
El caso Chile
Las empresas vitivinícolas chilenas se han sumado a esta tendencia. Elena Carretero, gerenta general de Vinnova, Consorcio Tecnológico Empresarial para la Vid y el Vino, comentó que estos dos consorcios están implementando un nuevo proyecto sobre el manejo de las emisiones de gases y su introducción en las viñas. «Luego de arduas investigaciones hemos realizado un protocolo para que los establecimientos chilenos evalúen cuánto contaminan en todo su proceso productivo. Ya se han hecho pruebas piloto y hay bodegas que están utilizando la huella de carbono en las etiquetas de sus vinos».
Explicó además, que «existen dos metodologías de cuantificación para la implementación. La primera, denominada PAS 2050, funciona en Inglaterra y es una metodología de ciclo de vida. La segunda es la del Internacional Wine Carbon Calculator que cuenta con una bajada exclusiva para el vino llamada Greenhouse Gas Protocol». Carretero destacó que «actualmente no hay ningún país con certificación oficial, por lo cual resulta difícil elegir entre una u otra metodología. Sin embargo, a partir de enero de 2011, la Unión Europea sacará una legislación de huella de carbono, mediante la cual se exigirá que los productos tengan la certificación para entrar».
La especialista agregó que «levantar la huella puede costar unos 10 mil dólares y la certificación anual debe hacerse con la empresa elegida por el importador, como por ejemplo, Cousegurity o Price, entre otros, lo que tiene un costo de 20 mil dólares».
Fuente: Area del Vino