Durante dos intensos días, expertos en mercados emisores y destinos enoturísticos han desgranado los principales elementos para conseguir captar al enoturista internacional
· Las Enojornadas 2020, celebradas en el Centro de Interpretación del Cava de Sant Sadurní de Anoia, han agrupado a 120 asistentes
El Institut del Cava ha celebrado este 20 y 21 de febrero las segundas Enojornadas. En esta edición, y con la presencia de expertos en diferentes ámbitos, se ha explicado cuáles son las claves para conseguir internacionalizar el turismo del vino y del cava. Ante un auditorio de 120 personas, las ponencias, que han tenido lugar en el Centro de Interpretación del Cava de Sant Sadurní de Anoia, han girado sobre cuatro ejes principales.
- Conocer el perfil del enoturista del s.XXI
Zaida Semprún, consultora especializada en la gestión de bodegas familiares y en la planificación, desarrollo y comercialización de modelos y eventos enogastroturísticos, ha hablado sobre la figura del enoturista. Semprún apuesta por una fórmula mágica en la que se deben conseguir experiencias perdurables y a ello se llega superando las expectativas del visitante. Para conseguir este vínculo emocional, Semprún cree que hay que ser flexibles en las propuestas, buscar la especialización y el nicho de mercado que ofrecen las tendencias turísticas generales y recordar que la competencia, cuando se trata de captar enoturistas extranjeros, no está nunca a casa.
La marca «Barcelona» también ha tenido un papel destacado en las Enojornadas de la mano de la Diputación de Barcelona, con Anna Sánchez, directora de la Oficina de Promoción Turística y Gabriel Guilera, miembro del equipo de la Dirección General de Turismo Barcelona. Ambos han detallado la importancia del turismo de lujo ligado a la ciudad de Barcelona, tanto desde el punto de vista del valor que representa, como por la importancia de atraer este sector hacia el turismo del vino y del cava. Como dato relevante, Guilera ha destacado que, ahora mismo, en Barcelona hay 39 hoteles de 5 estrellas con un potencial de 9 millones de turistas.
- Cómo aplicar las estrategias enoturísticas a los diferentes mercados
Para conocer el perfil del enoturista extranjero en función de su origen, tres expertos en Norteamérica, Latinoamérica y China también han compartido sus conocimientos. Sean P. O’Rourke, especializado en rutas enogastronómicas en Galicia y en Portugal, explicó el deseo del turista estadounidense de vivir experiencias singulares y auténticas. Servicios turísticos que, sin necesidad de ser especialmente sofisticados, sean exclusivos, como un desayuno con el propietario de una bodega.
Julio Botella, consultor independiente para la industria del turismo, ha hablado sobre el enoturista latinoamericano, un perfil diferente al del estadounidense. Botella ha explicado que el visitante de países latinoamericanos, que se sitúa en segundo lugar en volumen de turistas de larga distancia, nunca viene atraído por el enoturismo, pero sí quiere encontrar propuestas de este tipo. Son visitantes más adaptables que los estadounidenses y tienen un potencial desestacionalizador porque llegan en épocas de poca masificación.
El otro mercado emisor que se ha podido conocer en las Enojornadas 2020 es el chino. Rafael Cascales, presidente de ATEC, la Asociación de Turismo España China, explicó que una vez superado el trastorno provocado por el coronavirus, no hay que perder de vista el turista chino. Cada vez más, según Cascales, el turista chino se parece al europeo: con más poder adquisitivo, con más necesidad de experiencias, con ansias de viajes individuales o familiares y cada vez viaja menos en grupo y con el deseo de encontrarse con propuestas enogastronómicas nuevas.
- Destinos enoturísticos de referencia
El tercer eje ha mostrado cómo dos destinos enoturísticos han sabido encontrar el encaje del sector vitivinícola con el turístico. Alicia Ortiz, gerente de Enoturismo Chile, ha sido la encargada de explicar el modelo que han impulsado en el país andino. A diferencia de Cataluña, en Chile primero llegaron los enoturistas y después se creó la estructura para acogerlos. Así, con el apoyo de la administración, pero más como coordinadora que no como impulsora, las bodegas chilenas han optado por la cohesión territorial y empresarial. Diferentes actores del sector turístico se han asociado para ofrecer una experiencia completa a los visitantes que llegan atraídos por el vino. Han creado comunidad y venden un territorio conjuntamente.
En Chile son más novatos, pero en Italia, con un sector vitivinícola histórico y con una industria turística muy potente sin la necesidad de hacer marca porque ya la tienen, han optado por la especialización. Roberta Garibaldi, especialista en turismo enogastronómico, expuso la importancia de ofrecer experiencias que se identifiquen con su procedencia. Pero más allá de la marca «Italia» han optado por la segmentación de la oferta. De esta manera lo que proponen es mostrar la transversalidad del vino en un catálogo en el que además de vincularlo a la gastronomía, se relaciona con el arte, la arquitectura o el patrimonio cultural y natural.
- Casos de éxito inspiradores