La recuperación de los mercados como punto de encuentro social, económico y cultural es un hecho. A pesar del daño que les ha supuesto el crecimiento masivo de las grandes superficies comerciales, han sabido reinventarse, potenciando la calidad y el trato al cliente como valores añadidos. El Mercado de la Boqueria, situado en las céntricas Ramblas de Barcelona, es un claro ejemplo. Convertido en estandarte de la gastronomía, y con unas cuantas décadas de tradición a sus espaldas, es ya todo un referente cultural en el mapa gourmet mundial.
Ningún alimento falta a la cita con el mercado. Desde productos habituales en cualquier galería comercial (naranjas, jamón, pimientos, garbanzos…) hasta artículos gourmet menos comunes (por ejemplo, podemos encontrar Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas, así como todo tipo de frutas exóticas, zumos naturales, dulces, mariscos…), sin olvidarnos de la gastronomía típicamente catalana: butifarra, vinos y cavas, arroz, manzanas, salchichón y calçots. Como se suele decir: lo que no halles en la Boqueria, no lo encontrarás en ningún otro sitio.
Su localización no fue fija hasta finales del siglo XVIII, época en la que se fue asentando el mercado del Pla de la Boqueria, antes llamado Mercado de la Paja para conocerse después como el Bornet. A pesar de que había intención institucional de convertirlo en un gran punto comercial de referencia en Europa, el proyecto no cuajó, por lo que la Boqueria no llegó a ser oficial y se mantuvo como extensión del mercado de la Plaza Nueva.
Sería en la primera mitad del siglo XIX cuando, después de varios intentos, se intentó regular este mercado ambulante. La destrucción en un incendio del convento carmelita de San José en 1835 fue clave para encontrar el lugar idóneo, por su proximidad a las Ramblas y sin entorpecer la circulación en esta calle. En 1840 se inauguró el mercado cubierto de San José (de hecho éste es el nombre oficial de la Boqueria) y en 1853 llegarían los típicos puestos de floristas a las Ramblas que se pueden ver a la salida del mercado.
Mucho más que comidaDe 1914 data su aspecto más actual: la cubierta metálica y la estructura de hierro proyectadas por Miquel de Bergue en esta época consiguieron dotar a la Boqueria de mayor estabilidad y belleza. Visitar este santuario del buen comer ofrece mucho más que el propio interés gastronómico, ya que artísticamente destaca por su estilo modernista que se puede apreciar tanto en la arquitectura como en la vidriera y el medallón del acceso principal.
Un total de 6.000 m², once pasillos y 300 puestos dan vida a este concurrido mercado, donde conviven los barceloneses, de toda clase y condición, con los turistas, la mayoría de ellos impresionados por la exuberancia de los productos frescos que se muestran. Paralelamente, el mercado está salpicado de pequeños puestos donde tomar un refrigerio o disfrutar de una animada charla a la hora del aperitivo.
Asimismo, las tabernas completan la oferta hostelera sin salir de la Boqueria. En numerosos bares se pueden saborear las especialidades locales, así como menús a buen precio. Especialmente popular es el bar Pinotxo, un lugar emblemático del mercado, donde su dueño, Don Juanito, es una de las figuras más conocidas de la ciudad. Las tapas, el bacalao y los desayunos son las claves de su éxito.
El mercado de la Boqueria se encuentra en La Rambla 101 y abre sus puertas de 8:00 h. de la mañana a 20:30 h. de la noche.