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practicas desleales en australia y estados unidos


Los principales países productores de vinos están llevando a cabo una fuerte presión sobre Estados Unidos y Australia para que abandonen una serie de prácticas desleales que vulneran los derechos de los consumidores.


La más común de esas “trampas” consiste en denominar a un vino con un nombre de otro muy conocido y por lo tanto que no les pertenece, calificando así a imitaciones como si fueran originales, tomando prestados sin autorización del creador, nombres e incluso denominaciones de origen.

Otro de estos hechos consiste en introducir madera en el vino en lugar de guardarlo en barricas de roble para que éste envejezca y mejore. Los australianos inventaron la práctica de arrojar virutas y astillas de madera al vino almacenado en depósitos de acero inoxidable para darles “gusto” como si hubiese sido envejecido en barricas de roble. aunque es de vox populis que esto lo realizan muchas bodegas de todo el mundo…ay!!!!si se investigaran a las bodegas españolas!!!!!
Después la práctica se extendió a la fabricación de tanques inoxidables en los que ya vienen fijadas con tornillos unas vigas de roble para obtener un efecto similar al de arrojar astillas y virutas.

Como ejemplo de estas prácticas podemos destacar, entre otros, el llamar Oporto o Champagne a lo que no es ni Oporto ni Champagne, decir que se produce Jerez o Málaga fuera de las fronteras y viñedos del vino de Jerez o Málaga, usar el nombre del Tokay húngaro para etiquetar otros vinos, etc.

También, al amparo de no haber firmado el convenio de defensa de las denominaciones de origen con los países europeos, en Estados Unidos y en Australia se producen y etiquetan vinos tintos como si fueran Chablis de Francia, Chianti de Italia, u Oporto Ruby de Portugal.

Además de todo lo comentado, en la Unión Europea existen unas normas sobre los porcentajes de ácidos y azúcares que pueden contener los vinos y que el resto de naciones no cumplen.

Si Estados Unidos no cambia algunas leyes internas que protege los intereses de sus productores de vinos, Australia y los demás países que siguen a los norteamericanos podrán continuar con estas prácticas tan poco hortodoxas en las etiquetas y en la vinificación.

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