El incremento en valor es correlativo al crecimiento en volumen, si bien se cifra en un 2% el crecimiento debido a la tendencia de precios, compensando el cambio de mix, respondiendo así al objetivo principal de generación de valor que persigue Rioja.
La Denominación recupera así la senda del crecimiento de la mano de los mercados exteriores, donde se ha alcanzado un total de 108.344.804 litros, un 4,39% por encima del año pasado. En el mercado doméstico, por el contrario, las ventas de Rioja decrecen ligeramente con respecto a 2016, hasta alcanzar un total de 175.827.159 litros, cifra que le sigue permitiendo mantener su liderazgo en este mercado.
Los blancos de Rioja crecen significativamente más que la media del mercado (+16%), por encima incluso de otras zonas de referencia en este tipo de vinos. Los vinos blancos se acercan al 8% de la comercialización total cuando cinco años atrás la cuota se situaba en torno al 5%. El crecimiento de estos en el ámbito internacional ronda el 25%. Por otro lado, los vinos rosados siguen demostrando que el interés sobre los mismos no es una moda pasajera y aumentan, casi un 6%, con respecto a 2016.
Se mantiene estable el consumo de vinos tintos de Rioja. Por lo que se refiere a la comercialización de los vinos con más valor añadido, las categorías de crianza, reserva y gran reserva, suponen en torno a 157 millones de litros, un 63,23% de las ventas totales de tintos.
Rioja es el vino que mayor fidelidad genera entre los consumidores en España, Reino Unido, Alemania, Suecia y Rusia, destacando también en el resto de sus mercados estratégicos. No obstante, su reto sigue siendo aumentar la notoriedad para aprovechar más esta ventaja y de ahí la inversión de dos terceras partes del presupuesto, en promoción, marketing, relaciones públicas y publicidad.
Rioja ha incrementado las ventas en Reino Unido (+3,21%, a pesar de la incertidumbre que generaba el Brexit), Canadá (+6,75%), Estados Unidos (+5,80%), Suiza (+4,21%), Holanda (+2,46%), crecimientos todavía más significativos en Rusia (39,71%) y China (17,31%). Solamente se observa un retroceso, moderado, en Alemania posiblemente debido a un reposicionamiento en precio. La presencia de los vinos de la D.O. Ca. Rioja en mercados exteriores asciende ya a 130 países.
Esta mejora del posicionamiento de los vinos de Rioja, objetivo prioritario de la Denominación, junto al impulso que se le viene dando a los vinos blancos, cuyas ventas vuelven a crecer, confirman que la región ha alcanzado los objetivos marcados.
2017, un año con una meteorología adversa en buena parte de España y por ende en los países competidores, nos dejó la cosecha más temprana de la historia de Rioja. Con una producción total en torno a los 349 millones de kg de uva, a todas luces más corta que la de años anteriores, la añada no ha alterado el equilibrio de la Denominación, clave para la sostenibilidad y certidumbre que exige el mercado. El ratio se sitúa al cierre de 2017 en 2,68 cuando el estudio de la permanencia del total del volumen comercializado en 2017 supone un 2,63. Esto no es impedimento para que la Denominación sea consciente de una relativa tensión y de un lógico encarecimiento, a la vez que se observa la madurez del sector para evitar comportamientos irracionales o erráticos que terminarían dañando al negocio.
A pesar de la complejidad de la cosecha, en la que se han utilizado tecnologías aplicadas al seguimiento del comportamiento de la vid, las expectativas contrastadas en cuanto a la calidad de la misma nos hacen vaticinar un gran resultado. Con más del 70% de las muestras de la cosecha evaluadas y representativas del total de 250 millones de litros amparables, las expectativas nos hacen ser muy optimistas.
Según el Observatorio Español del Mercado del Vino, las exportaciones de la D.O. Ca. Rioja representan más del 31% de las exportaciones españolas de vinos con denominación. Sin embargo, en valor representan más del 40% ya que el precio medio por litro de Rioja es un 49% superior a la media de los demás vinos con DOP, multiplicando por cuatro el importe medio del conjunto de los vinos españoles exportados.
Las decisiones adoptadas en 2017, año de cambios en la Denominación, van a cimentar el futuro de los próximos ejercicios y constituyen la mejor base para preservar el éxito que Rioja atesora en las últimas décadas.
Estos avances comenzaron con algunos cambios en las categorías actuales, incorporando un tiempo obligatorio de botella en los Reservas y flexibilizando, sin restar exigencias, la definición de los Grandes Reservas tintos. Fueron seguidos después con el suministro de una mayor información sobre el origen de los vinos y la certificación de la misma: vinos de pueblo, vinos de zona y vinos de viñedos singulares, así como otras decisiones que atienden a la tendencia del mercado como serían los vinos espumosos de calidad de Rioja, los monovarietales blancos y la ampliación en la gama de rosados.
37 titulares, de 19 municipios distintos, habrían trazado las uvas en 2017 para designar sus vinos como vinos de pueblo. En el caso de la zona, designación que se viene materializando en las etiquetas desde 1998, son 149 titulares las que ya han acreditado la trazabilidad para hacerlo. Aunque todavía estén en tramitación las modificaciones del Pliego, y posteriormente se hará necesaria la confección de una memoria justificativa por parte del Consejo que termine aprobando el Ministerio para finalmente materializar el reconocimiento mediante orden que se publique en el BOE, son 44 titulares, de 111 viñedos, los que habrían trazado la producción para aspirar a ser reconocidos como singulares y los que habrían cumplido los requisitos exigibles.
Será en 2018 cuando Rioja acometa una nueva etapa, no ya en la búsqueda de argumentos de valor, sino en el desarrollo de estos, para seguir cimentando el liderazgo de sus vinos.