Valtravieso ha entrado en la recta final de 2020 muy pendiente de la que se conoce como fermentación maloláctica. Tras la fermentación alcohólica, comienza un proceso que consiste en la transformación del ácido málico en ácido láctico por mediación de bacterias que de forma natural se encuentran en la propia uva. Se trata de un proceso que reduce la acidez y aporta una sensación agradable y voluminosa en boca. O lo que es lo mismo, permite que el vino se convierta en el elixir que hace las delicias de aquellos que lo prueban.
Son varios los aspectos que determinan este proceso. Entre ellos, destacan el ph o la temperatura del vino. De ahí la necesidad de mantener un intenso control de los depósitos semana tras semana, pues a medida que se van completando las fermentaciones, se irán llenando de forma gradual las barricas para empezar con la crianza, dándole así la bienvenida a un 2021 de nuevo con el deseo de poder contar con los mejores vinos posibles.