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Vinos tintos de cosecha tardía

Los vinos dulces naturales y tardíos forman un grupo de productos que viene creciendo en los últimos años. Si hasta hace cinco años era raro ver un tardío o un fortificado, a la fecha casi no hay bodega importante que no tengan en su porfolio algún producto dulce. Su consumo, de paso, viene en aumento.

Pero la novedad ya no es que el vino sea dulce, sino que además sea tinto. Esta temporada llegaron al mercado al menos dos productos de este tipo y un tercero está a punto de ser lanzado. Se trata de los Malbecs tardíos que prestaron la sanjuanina Graffigna y la salteña El Esteco, con las marcas Las Especialidades y Ciclos respectivamente. Y en breve le llega el turno al Pinot Noir tardío de Bodega Familia Schroeder, que está a punto de ser lanzado y del que aún no ha trascendido la marca.

Destacan por el sabor de uvas maduras y su buen cuerpo, generalmente bien compensados en una acidez refrescante.

Tardíos de color

Los tintos tardíos forman hoy la avanzada de la enología. Se los elabora demorando la cosecha de las uvas hasta el punto en que comienzan a deshidratarse, colgadas aún en la planta. Luego se los fermenta con sumo cuidado, ya que el resultado pueden no ser el esperado.

Cómo beberlos

Los tintos tardíos, como vinos especiales son productos para ocasiones y siempre al final de una comida. La modalidad de consumo ideal es con unos quesos, a la manera francesa, porque se da un balance ideal entre el dulce de los vinos y el salado y picante de algunos quesos. Para esta combinación van bien los quesos azules, gruyere y de cabra, fuertes en sabor.

Resultan buenos compañeros de los postres, en especial de aquellos de a base de chocolate. Un volcán, por ejemplo, o mejor aún de aquellos postres que lo combinan el manjar negro con frutas frescas, como peras.

Fuente: Diario La Mañana Neuquén, Argentina

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