En Portugal esta cepa es considerada una de las mejores blancas y la que produce uno de los tres mejores vinos blancos de esa nación, compartiendo el podio enológico junto con el Arinto y Encruzado. Es considerada una de las principales riquezas de esa zona norte del país.
De origen sin duda muy portugués, entre sus sinónimos más comunes se encuentran Albarinho, Cainho Branco de Portugal, Galego y Galeguinho.
Esta cepa se extiende por la hoya hidrográfica del río Minho, en ambas márgenes, tanto en la región autónoma de Galicia, en España, como en el escaso territorio limitado a los municipios portugueses de Monção y Melgaço.
En Galicia la cepa Alvarinho tiene casi 5 mil hectáreas de viñedos, mientras que en Portugal alcanza las 1.684 ha en la Región de los Vinhos Verdes, según el anuario del Instituto de la Viña y el Vino (IVV) publicado en 2005.
Descripción
Los racimos de esta cepa son pequeños, alados, más o menos compactos, con pedúnculos largos y lignificación media. Sus bayas son pequeñas, de forma redondeada y, a veces, ligeramente aplanada, de color blanco-amarillento a rosado en plena madurez y parecen recubiertas con un fino polvo, piel de grosor medio y hebra aparente, pulpa suave, jugosa y suculenta, con un sabor especial, tiene pedúnculos de tamaño medio que se separan fácilmente.
De brote precoz, con una inclinación semi-erecta, productivo y rústico. Requiere particularmente de suelos profundos y frescos, poco húmedos y bien expuestos. Poco sensible al mildiú, al oidio y a la putrefacción gris. De maduración precoz.
Tipo de vinos
Quien conoce los Albarinhos producidos en Portugal y España puede distinguirlos: más florales y frescos los primeros, menos exuberantes los segundos. Pero no hay que menospreciar la calidad de estos vinos, porque la principal diferencia resulta de la diversidad de procesos de vinificación y los consecuentes perfiles de los productos.
El Alvarinho producido en España (Orense), un conocido vino del mismo nombre, es a menudo muy rico en alcohol, armonioso y sabroso, e intensamente aromático. Entre sus aromas destacan el damasco, durazno, flores blancas, guayaba, limonada, entre otros.
En Monção y Melgaço existen actualmente más de dos decenas de productores-embotelladores de Alvarinho, todos ellos alcanzando estándares de alta calidad. Entre ellos se destaca un pequeño elaborador -bajo la marca Soalheiro-, donde el joven enólogo António Luís Cerdeira ha creado en los últimos años, vendimia tras vendimia, un vino de calidad inimitable.
El señor Alvarinho
António Luís Dias Cerdeira representa la tercera generación familiar que trabaja en el Alvarinho en la Quinta del Soalheiro, en Melgaço. Fue su abuelo, António Esteves Ferreira, quien comenzó a prestar atención a la cultura del Alvarinho, proyecto continuado por su padre Joao António Cerdeira, quien en la década de 1990 renovó las plantaciones y bodega de la viña.
Lo que más sorprende en Soalheiro Alvarinho es la constancia de su excepcionalidad, cosecha tras cosecha, como si fuese la consagración de una simbiosis entre la tradición, garantizada por su padre, y la modernidad científica que sustenta la formación universitaria.
Según informa Cerdeira, la producción global de vino blanco de Monção y Melgaço fue de aproximadamente 37 mil hectolitros en 2004 y 56 mil hectolitros en 2005, siendo el Alvarinho una parte importante de esta producción. Sin embargo, la mayoría es utilizado para ser mezclado con otras cepas, como Trajadura, por lo que en términos globales se estima que son producidos alrededor de 15 mil hl de Alvarinho para venderlo embotellado como monovarietal.
El joven enólogo agrega que el objetivo de la vinificación de Soalheiro es obtener un Alvarinho con el aroma intenso de la cepa, con cuerpo y que pueda ser apreciado mientras es joven, pero que igualmente pueda ser guardado para que revele aromas más complejos, como pasas y miel.
En este sentido, enfatiza que el aroma primario de la cepa es siempre valorado, por lo que todas las uvas son vendimiadas en recipientes de 16 a 2 kilos y el jugo es extraído pocas horas después en un ambiente inerte. Le sigue una decantación y fermentación del mosto más limpio a una temperatura no exageradamente baja para no afectar en demasía los aromas de la fermentación. Antes del embotellamiento el vino se estabiliza mediante procesos físicos y es embotellado teniendo en cuenta el mismo principio de inertización.
Además de la riqueza aromática de la cepa y el equilibrio entre azúcares y ácidos, evidente en las bayas de piel gruesa, una de sus grandes cualidades enológicas es la resistencia a la oxidación, que permite elaborar vinos con un gran potencial de evolución en botella.
Fuente: Vendimia – Chile