En los anaqueles pronto se podrá encontrar el vino francés de uva plantada en la región de Altái (Siberia). La nieve y los -40° C, no asustan a los viticultores siberianos.
Siberia tiene una reputación de ser un lugar congelado y casi desolado. Tal vez le sorprenda saber que ya desde la época zarista en esta región producían vino, hasta la última época de la URSS, en que entró en vigor la ley semiseca.
Sin embargo, los viticultores rusos, con cooperación francesa, no solo retomaron la idea de producir vino sino también esperan lanzarlo al mercado, escribe The Siberian Times.
“El trabajo para reanudar la viticultura en la región de Altái empezó en 2007 cuando la administración local firmó el acuerdo con la región de Franche Comte de Francia”, explicó Vladímir Vágner, el jefe de la Bodega de Altái.
La planta vinícola familiar de los Guillaume creada en 1895 y ahora famosa a nivel internacional, suministró los plantones. A los franceses también les pareció apasionante la idea de crear un vino siberiano. El director de la empresa, Xavier Guillaume, que también es presidente del Sindicato de Viticultores de Franche-Comté, viajó a Altái para participar personalmente en la plantación.
“Nuestros socios franceses examinaron el clima y el suelo. Una vez que comprobaron que son adecuados, empezaron a seleccionar tipos de uva”, continuó Vágner. “Las obras empezaron dos años después, en octubre de 2009, cuando plantamos las primeras 600 vides. La primera cosecha fue solo de seis kilogramos, siendo ya de 600 kg en 2011”, afirma orgulloso el viticultor ruso. Los viñedos están ubicados a 300 metros sobre el nivel del mar cerca de la población de Altaiskoye en la región de Altái (Siberia). El pueblo, fundado en 1808, cuenta con 14.000 habitantes y se sitúa cerca del lago Aya, al pie de las montañas de Altái.
“Desde que empezamos cultivar los viñedos en 2009, encontramos la forma de preservar las uvas del frío en invierno. No utilizamos ninguna sustancia química tóxica, nuestros productos son ecológicos”, asegura Vladímir.
“Nuestro vino tinto se describió como ‘de buen sabor’. Significa que el suelo todavía no ha alcanzado su máxima calidad, por lo tanto, estamos ajustando las tecnologías de cultivo. En 2014 nuestro vino blanco ya fue descrito no solo como de buen sabor, sino también de buen aroma y color”, destacó el vinicultor siberiano.
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