El cambio climático está incrementando sensiblemente el contenido en azúcares de los vinos, disparando su graduación alcohólica, por lo que el aumento de temperaturas obligará al sector vitivinícola a investigar nuevos “clones” de variedades que no produzcan tanto alcohol.Así lo aseguró hoy el investigador francés Michel Moutounet, que ha participado en las III Jornadas Técnicas de Vitivinicultura organizadas por la Cátedra de la Viña y del Vino de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV)
Conforme el incremento en las temperaturas perjudica a los viñedos en zonas de tradición vitivinícola, los vitivinicultores de países como Polonia intentan convertir al mayor productor de vodka de la UE en un país de vinos. Cientos de pequeños viñedos polacos se preparan para vender su producto por primera vez.
La amenaza más directa de una subida media de las temperaturas para los países más cálidos, como España, es que complique o imposibilite el cultivo de la vid. ‘La riesgo que supone el progresivo aumento del calor para el viñedo es algo que se viene debatiendo en los últimos dos años’, afirma Amaya Cervera, de Todovino. ‘Pero en España, en estos momentos, no hay alarma ninguna en ese sentido’, asegura Cervera. ‘La única preocupación es elaborar vinos equilibrados’, subraya.
‘El peligro está en los cambios a mucho calor y a mucha humedad. Con mucho calor la uva madura demasiado, elevando la graduación alcohólica del vino. La excesiva humedad aumenta la acidez’, explica María Luisa Banyols, responsable de producto de Lavinia. Unos efectos sobre la uva que, no obstante, las nuevas tecnologías pueden hacer desaparecer. ‘Para las bodegas que producen de modo industrial no existen añadas, ya que pueden borrar la falta de acidez con métodos enológicos e incluso eliminar el exceso de alcohol. Las bodegas tradicionales, que trabajan la uva, producen menos pero lo hacen con una uva más sana que se adapta a las condiciones del clima’, relata Banyols.
Lo cierto es que los inviernos más suaves de los últimos años en Europa ha permitido a países sin tradición vitivinícola despuntar en la elaboración de vinos de cierta calidad. Entre ellos, además de Polonia, se señalan Inglaterra y Bélgica. ‘El ejemplo más claro es Inglaterra. El país, que históricamente hizo vino, vuelve ahora a cultivar la viña, de la que salen espumosos muy dignos. Hasta el punto de que casas de Champagne están invirtiendo allí’, afirma Cervera. Espumosos son también los que se empiezan a producir en Bélgica.
Polonia, un país del mar Báltico, no tiene tradición vitivinícola y los distribuidores dicen que los productores tendrán problemas para vender su vino a los consumidores, acostumbrados a los tintos y blancos franceses, españoles y australianos. Los vitivinicultores están contando con que podrán aumentar la producción gracias a los inviernos más cálidos -son en promedio 3o centígrados más altas que hace 20 años-, la nueva ley y la exención de cinco años concedida a Polonia de los límites que la UE impone a los viñedos.
‘Polonia es el único país del mundo que tiene unas condiciones espléndidas para producir uvas y todavía no puede aprovecharlas”, asegura Marek Jarosz, vicepresidente del Instituto Polaco del Vino en Cracovia. Este organismo, que representa a más de 100 productores nacionales, calcula que los vitivinicultores locales podrían apoderarse de un tercio del mercado nacional en 20 años, dijo Jarosz.
Las perspectivas indican que el cambio climático hará más cálidas las regiones frías del mundo, y este calentamiento global volverá a trazar nuevamente el mapa de producción mundial de vino, ya que las mejores zonas productoras de hoy serán demasiado calientes para el cultivo de las mejores uvas. Las regiones como Champagne o el valle Napa de California ya están comenzando a reaccionar ante el inminente cambio.
Estas reacciones van desde investigar nuevas técnicas de cultivo de la vid hasta experimentar genéticamente con uvas (como se hace en Estados Unidos) y cambiar algunas leyes con respecto a las exigencias de irrigación de los cultivos (como por ejemplo en la región de Languedoc al sur de Francia).
Las distintas regiones se adecuan a este cambio dependiendo de su situación. Por ejemplo en Argentina se ha comenzado a cultivar en las laderas de los Andes, mientras que en Sudáfrica también están comenzando a cultivar en las alturas.
Otros que no tienen una tradición de industria del vino están comenzando a mejorar, como los países del norte de Europa y el sur de Oceanía.
Varios investigadores coinciden en este hecho, por ejemplo una investigación realizada por el experto en vinos Gregory Jones y otra realizada por el profesor emérito Richard Selley de la universidad Imperial de Londres (quien dice en realidad que esto ocurrirá en 2080… sea como sea, esto ocurrirá tarde o temprano).
La industria del vino se verá fuertemente afectada en los próximos años. Y no me extrañaría (dice el autor de la nota) que en breve escuchemos hablar de vinos producidos en laboratorios.
En España sólo Bodegas Torres ha reconocido abiertamente su preocupación por el cambio climático y su interés por producir en climas más fríos del Pirineo catalán.
Torres combatirá el cambio climático plantando más viñedos en la zona de Tremp Lleida
La bodega de Vilafranca del Penedès Miguel Torres apuesta por Tremp como fórmula para combatir el cambio climático. Ante las dificultades de maduración de algunas variedades de uva, que requieren de temperaturas extremas, con un contraste importante entre el día y la noche, Torres considera ideales para un futuro inmediato las condiciones meteorológicas que presenta la comarca del Pallars Jussà. Por este motivo, la bodega, todavía sin una fecha concreta, tiene previsto ampliar la superficie de viñedos en la finca de Sant Miquel, situada en la sierra de Gurp, en la localidad de Tremp.
En la actualidad, Miguel Torres ya tiene plantadas 50 hectáreas de las variedades Merlot y Chardonnay en la citada finca. Precisamente, estos dos tipos de uva son los que, según aseguraron fuentes de Torres, mejor se adaptan a la climatología de la zona prepirinaica. La altitud es uno de los puntos fuertes de esta zona, ya que los viñedos se encuentran a 950 metros de altura. En Sant Miquel, además de Merlot y Chardonnay, Torres planta Pinoit Noir, Cabernet y Viognier.Desde la bodega Miguel Torres se comentó las posibilidades que ofrece la zona para el desarrollo de nuevas variedades. La finca de Tremp consta de una extensión de 184 hectáreas, de las que 104 están cultivadas.
desde Torres se destacó que uno de los tipos de uva que se planta en el Penedès, la variedad Monastrell, está teniendo bastantes dificultades para madurar. “El cambio climático está produciendo un traslado de las zonas de producción. Los cultivos de la costa están pasando al interior, mientras que los del interior se están detectando que funcionan mejor en las laderas del Pirineo”, señalaron desde la bodega del Penedès
En una ponencia conjunta, diversos bodegueros opinaron sobre cómo se preparan para combatir el cambio climático. Bodegas Torres y Banrock Station (Australia) evidenciaron el tiempo, esfuerzo y recursos financieros que dedican a la sostenibilidad ecológica de sus producciones. Miguel Torres destacó que entre las medidas adoptadas figura la captación de CO2 para que se quede en la tierra y no se volatilice. Un pionero proyecto piloto instalado en Chile y financiado por la empresa familiar, el bodeguero indicó que “éste es el primer proceso en el mundo de recuperación del dióxido de carbono de la fermentación. Intentaremos convertirlo en algo sólido que quede aquí en la tierra en lugar de volatilizarse”.
Posteriormente lo llevarán a cabo en España durante la vendimia 2008. “En Torres animamos a los otros a realizar inversiones en medidas para paliar los efectos contaminantes. Hemos invertido 4 millones de euros en placas fotovoltaicas, el 50% del agua se calienta con placas solares, utilizamos vehículos híbridos, etc.” Torres propone a los gobiernos occidentales que inviertan el 1% del PIB en investigación y desarrollo al respecto. Por el momento, indica, “estamos mudando las cepas hacia zonas mas altas y mas frescas. Las que antes que se plantaban en la costa empiezan a plantarse en el interior y las del interior pasan a la montaña.”
Tony Sharley, conocido científico medioambiental y director de Banrock Station, la bodega australiana aclamada mundialmente como la más respetuosa con el medio ambiente, coincidió en la importancia de la captura y almacenamiento del dióxido de carbono, y enumeró sus practicas de sostenibilidad: la reducción en el uso de agua durante el proceso de producción, reforestar los bosques cercanos a los viñedos y empaquetado reciclado, entre otros. La implantación de estas medidas ha tenido efectos positivos ya que ha visto incrementar el eno-turismo, la calidad de sus vinos y sus ventas. Espera que la relación directa entre sostenibilidad y beneficio cree un efecto dominó en la industria.
Richard Smart, doctor en agronomía y líder mundial en viticultura, recurrió a los resultados de investigación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático y del Instituto Nacional Francés de Investigación Agrónoma para demostrar el existente cambio de la temperatura. Por ello su ponencia se centró en “la adaptación a lo inevitable”. Advirtió a los viticultores que si bien las regiones relativamente frías como Chile, Argentina, Nueva Zelanda o el norte de Europa tenían “suerte”, otras tan clásicas como Burdeos o Borgoña puede que ya hayan visto pasar sus mejores cosechas pues no tienen cerca zonas más altas y frías donde relocalizar sus cepas.
Por ello recomienda a la industria que considere no sólo el cambio de varietales, sino también de localización de los viñedos. El Dr. Smart enfatizó la influencia que la sociedad civil debe ejercer sobre el poder político para implantar cambios sostenibles, y desaconsejó la modificación genética de la uva. “Algunas entidades investigadoras han gastado millones intentando insertar un gen del cactus en la uva chardonnay; suponen que en 30 años obtendrán una chardonnay adaptada al clima de altura, pero en mi opinión, lo único que obtendrán es un tequila con gusto a chardonnay.”