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Bodegas Carmen Lopez Delgado: “La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la tierra”

Son un negocio familiar y artesanal, emprendido y liderado por una mujer.
Todos se sienten comprometidos con los principios de la agricultura
biodinámica, que es un paso más de la agricultura ecológica. Una filosofía que les ayuda a comprender y respetar el viñedo y a trabajar en sintonía para buscar su verdadera esencia biográfica.

¿QUÉ HACEN?

Un vino y un zumo 100% graciano.
Una variedad autóctona y poco cultivada por la que han apostado en esta zona de Toledo.
Pertenecen a la prestigiosa asociación internacional de viticultores biodinámicos “Renaissance des Appellations”, asociación sin ánimo de
lucro creada en 2001 por Nicolas Joly.
Los vinos biodinamicos que
pertenecen a esta asociación reivincican “la plena expresión del
terruño, marcados por la tipicidad, la singularidad y la infinidad de
matices”

Rechazan cualquier intervención artificial que añada estética a sus vinos.
Su intención es hacer vinos que formen parte de la naturaleza y sus procesos, que sepan a lo que sabrían los vinos antiguos, antes de la química, que favorezcan la salud y siempre sienten bien.
En definitiva, vinos que no puede hacer la tecnología.
Vinos que hablen del lugar del que proceden, de su latitud, de su clima
y de nosotros.
Y todo esto no sería posible sin encontrarse con el lugar, conocerlo,
enamorarse de él y cuidarlo personalmente.

“Los vinos deben ser el reflejo del pensamiento de un hombre o de una
mujer”.

MANDALA
Trabajan con la figura del mandala de su viña. La figura geométrica construida por ellos mismos, partiendo de la latitud a la que se encuentra el viñedo. (latitud 40)
Este diagrama complejo representa las vibraciones energéticas del lugar.
Un símbolo poderoso que utilizaban los antiguos para construir sus
Templos sagrados. Para ellos es una herramienta de trabajo igual que el resto.

LA ESTRELLA QUE LES INSPIRA
La estrella de ocho puntas, también llamada estrella Sufí o de Salomón, identifica su logo y está emparentada con el pasado árabe y judío de Toledo.
Representa la conexión entre el cielo y la tierra, en la que tanto
creen, el equilibrio estable entre el espíritu y la materia, entre las
fuerzas cósmicas y telúricas.
Tiene su origen en las antiguas civilizaciones mediterráneas adoradoras del Sol, que representaban con ocho rayos.
Es uno de los distintivos más absolutos de realización espiritual.
Contiene la fuerza primordial y precisa de la voluntad sin límites.
Representa la suma de toda aspiración, un símbolo de vida que les inspira a:
“descubrir nuestra verdadera voluntad y llevarla a cabo”

SU TRABAJO EN EL VIÑEDO

La finca se encuentra en una latitud de 40 grados con respecto al Ecuador, y a una altitud de 492 metros en la comarca de Santa Olalla.
Un viñedo con fuerte contenido arcilloso, de clima mediterráneo con
temperaturas muy extremas de estepa interior y escasa lluvias (368mm).
Se encuentra dentro de una finca de 13,5 hectáreas; de las cuales 9,5
son de la variedad graciano y 3 hectáreas de tempranillo.
Convive junto a un olivar y un prado donde pastan libremente las cabras de su vecino Ramón.
En el viñedo descubrieron agua de manera espontánea gracias a un zahorí y desde sus inicios han respetado su ecosistema y biodiversidad.
Para ellos resulta de vital importancia la asociación de diferentes
cultivos, la diversidad de flora y fauna autóctona que equilibra y
reactiva la vida en el suelo, reforzando así la resistencia natural de las
plantas.
Esta vegetación natural espontánea desempeña un papel importante como bioindicador, en ella germinan todo tipo de flores, insectos y lombrices viajeras que acaban haciendo un “micro arado” minucioso y nada agresivo, a la vez que van aportando estructura al suelo, nos ayudan a retener la humedad y protegen a la tierra de la erosión y del Sol.
Ayudan a la viña con los preparados biodinámicos, el preparado de
MaríaTun e infusiones de plantas medicinales.

No aplican ni cobre ni azufre.
Su viña crece libre sin deshojar ni despuntar.
Utilizan la música como portadora de vibración y energía sutil,tanto en el campo como en la bodega.
El abono es natural: procede de los restos de poda que trituran e incorporan, de la siega de la hierba que crece en el suelo y del compost de las cabras del vecino Ramón.
El calendario lunar rige sus labores en el campo y en la bodega.
Tienen fe en las fuerzas de la luna asociadas con la tierra, el agua, la
luz y el calor para activar a su vez los órganos de la planta: raíz, hoja,
flor y fruto.

En definitiva: dejan que la Naturaleza haga su trabajo, buscando la
máxima sencillez y la mínima intervención para no distorsionar la
relación de la viña con su entorno, pero con su máxima dedicación.

SUS VINOS
Los vinos los hacen las personas influenciadas por el entorno en el que viven y sus experiencias vitales.
Buscan hacer un vino que hable del lugar del que procede y de las
personas que allí trabajan, con la máxima sencillez posible y la mínima
intervención.
Huyen de la estandarización que dificulta hoy probar vinos naturales
y saludables.
Los procesos de elaboración de los latitud 40 son “a mano”: hacen
la vendimia en cajas de 15 kg y con un pie de cuba en viña para activar
la fermentación con levaduras indígenas. Son partidarios de no
clarificar ni filtrar el vino y de elaborarlo sin la adición de sulfuroso.
Su joya es la cepa graciano,
una uva autóctona muy original en Toledo y la Mancha, con enormes posibilidades, un medio de expresión que les permite demostrar la riqueza aromática del suelo y del ecosistema.

Con ella hacen vinos tintos, actuales, longevos, elegantes, con
curiosos aromas minerales y un deje a frutillos negros y moras, florales
y balsámicos, de excelente frescura y redondez cuando se beben.
Frase sumario: “buscamos hacer un vino que sea el reflejo fiel y
honesto del paisaje y de nosotros “.

Latitud 40 (etiqueta oro).
Crianza roble francés.
Vino tinto ecológico 100% graciano.
7.200 botellas.
El tinto más serio de la bodega, con una crianza justa en barrica de roble francés usada, con la idea de que la fruta y la madera se armonicen para que destaquen solo las notas terrosas y frutales de la expresión de la graciano y el carácter del suelo.
Vino de porte elegante, de capa intensa, con aromas a cacao amargo y muy floral.
De trago complejo, especiado, armonioso y en constante evolución
olfativa en la copa.

“NUESTRO VINO MÁS HONDO”.

Latitud 40 (etiqueta color).
Joven.
Vino tinto ecológico 100% graciano.
3.000 botellas.
El vino joven más expresivo de uvadevida, un compendio de aromas frescos a mermelada, frutillos rojos, muy misterioso y mineral. Un vino serio con estructura delicada, con taninos muy pulidos y una perfecta acidez frutal de la uva.

“EL VINO DE ETERNA PRIMAVERA”

Zumo de uva.
Uva 100% graciano.
2000 botellas.
Un zumo de uva procedente de no concetrado, lleno de ímpetu frutal con todo el potencial aromático de la graciano floral y un nervio refrescante.
Un zumo de pura vida muy sano y versátil, con sabores agridulces y
complejos, para tomar solo o mezclar en cócteles y recetas.
El único zumo de uva de la zona, certificado por la asociación DEMETER
en defensa de la agricultura biodinámica que le hacen a este zumo de
pura vida muy sano y versátil para mezclar en cócteles y recetas.

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