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Chile, diversidad y calidad entre el mar y las montañas

Con un territorio estrecho y alargado junto a la cordillera andina que lo separa de Argentina, Chile presenta variedad de microclimas y la influencia (más o menos importante, según las regiones) del Pacífico.

La calidad de suelos, óptima para la producción de vinos, ha situado a este país del sur de Sudámerica entre los mejores productores de vinos del mundo, aun en su temprana producción colonial donde compitió con los vinos españoles en el mismo reino.

En sus distintas regiones del norte, central y sur se destacan los valles de Maupe, Rapel, Itata, Curicó, Limari, Casablanca y Aconcagua. En el valle del Bio, en el sur, las abundantes precipitaciones, el frío y el suelo pedregoso favorecen la elaboración de muy buenos blancos. Pero es el valle de Casablanca, a menos de cien kilómetros de Santiago de Chile, el que se lleva los aplausos con sus varietales de chardonnay y sauvignon blanc que agradecen la brisa marina, el frío, la niebla de la mañana y las grandes amplitudes térmicas.

Si bien Chile tiene una antigua historia de buenos vinos, fue promediando el s. XIX (cuando los viejos viñedos se reemplazaron por vides traídas de Francia) que los vinos chilenos crecieron en calidad. Cabernet sauvignon, merlot, cabernet franc, etc. encontraron excelentes condiciones geológicas y climáticas para un óptimo desarrollo: intensa exposición solar, vientos y brisas marinas, suelos con buen drenaje.

Todo contribuyó al prestigio que Chile continuaba ganando como productor de vinos. Cabe destacar la labor de científicos como Claudio Gay y Silvestre Ochagavía que estimularon la experimentación e investigación con la ayuda de profesionales franceses. Hacia el 1880, los vinos chilenos aparecían en diferentes ferias internacionales en Burdeos, Paris y Liverpool.

Pero es a finales del s. XX, precisamente en la década del noventa, cuando se produce una revolución en la industria vitivinícola chilena. Aparece la variedad carménère que, oculta entre los viñedos de merlot, fue descubierta cuando llamó la atención por sus extrañas hojas y aroma y sabor intensos. Estudios posteriores permitieron concluir que se trataba de carménère, antigua variedad francesa que reinaba en Burdeos antes del ataque de la filoxera, pero que olvidada más tarde (por su vulnerabilidad a plagas y al frío), fue reemplazada por la cabernet sauvigon y la merlot. Seguramente algunas vides de carménère llegaron a Chile de la mano de inmigrantes, mezcladas con merlot y fue en esta franja angosta donde encontraron el terruño perfecto para sus vinos supremos.

Más adelante continuaremos conociendo más sobre los vinos chilenos.

Patrizia :typeo:

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