Vinos

El vino en la historia del hombre y de sus creencias

Son numerosas las pruebas de que la Vitis silvestris crecía en Europa y Asia Menor hacia el año 8000 a.C., época en que tuvo lugar la selección gradual de las mejores vides para el vino. Y se supone que fue la vinificación uno de los primeros conocimientos técnicos de la humanidad, incluso antes de la escritura y la rueda. Es que el vino no fue inventado, estaba ahí para ser descubierto.

Dada la concentración de azúcares en su jugo, la uva es el único fruto con tendencia natural a fermentar. Nada más está madura y el jugo entra en contacto con las levaduras del entorno, comienza la transformación de la glucosa en alcohol. Por lo espontáneo del proceso, es muy posible que aquella primera “vendimia” de la Vitis silvestris se produjese antes del Paleolítico. Tal vez antes de la aparición del Homo Sapiens, ya que tanto el Homo habililis (capaz de fabricar herramientas de piedra) el Homo erectus o el Neanderthal, tenían capacidad intelectual para recoger y almacenar el fruto y que sucediera la fermentación natural.

En el quinto y sexto milenio antes de Cristo, pueblos que vivían en el Cáucaso utilizaban cuencos de arcilla que fueron las primeras herramientas del vino de la historia. Y según muestra ése registro arqueológico, el contrato entre vino y religión fue también muy temprano. Si la domesticación del ganado estuvo estrechamente ligada al desarrollo de una serie de ideas místicas, en la evolución de la agricultura subyacía una suerte de revolución religiosa que sustituyó el culto generalizado a una diosa madre por una nueva serie de creencias relacionadas con la idea de la muerte y del renacimiento de una deidad primigenia. El desarrollo de los mitos de fertilidad, que debían representarse una y otra vez para asegurar la productividad agrícola, propició la aparición de rituales simbólicos asociados a las estaciones y a las cosechas. De ahí que la vid y el vino hayan desempeñado importantes papeles en la evolución de la experiencia religiosa de la vida, reflejo de las relaciones metafóricas entre el hombre y lo sagrado.

Fue concebido como un regalo de los dioses

Tras descubrir el vino en el Paleolítico y ofrendarlo a la divinidad, el hombre lo comenzó a incluir en sus narraciones épico-religiosas. Allí la encontramos como una constante en civilizaciones de sumerios, hititas, persas, babilonios, judíos, egipcios y griegos: el fruto de la vid se recibe en algún momento de su historia como un regalo de los dioses. Los grandes poemas épicos, como el sumerio de Gilgamesh y el griego La Odisea, relatan historias acerca de héroes y revelan mucho acerca de la significación religiosa del vino.

Uno de los roles sagrados del vino para las religiones antiguas, es que la vid misma, al perder sus hojas tras una aparente “muerte” invernal, renace en primavera. Esto la convirtió en un símbolo apropiado de la muerte y el renacimiento del dios, así como de todo el ciclo agrícola. Y aún sigue siendo así.

Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/395005-El-vino-en-la-historia-del-hombre-y-de-sus-creencias.note.aspx

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